viernes, 6 de mayo de 2011

Salon de Pasos Perdidos 16 (b)

Vi una conferencia de T. y me gustó mucho, aparte de que me eché unas buenas risas.

El principio era como estar viendo un tomo de los Diarios en directo: la inenarrable presentadora iba acumulando citas que T. le iba desmontando una a una. Y la presentación que le hizo, leyendo de refilón las tapas de un libro, la tía, con todo el morro, que se ve que no había leído nada de él en toda su vida. Le debía de sonar de los periódicos.
Yo hasta pensé si sería una parodia montada por alguien: que de repente se iba a levantar la tipa y diría que todo era una broma, que estaba imitando tantas presentaciones parecidas que tan bien ha descrito T. Pero no, que la realidad siempre supera a la literatura (ya sea como tragedia, comedia o parodia -dicen que dijo Marx).

Por suerte, luego vino la conferencia, donde señalaba cosas realmente interesantes sobre la ficción: ya decía yo que si los de Teoría de la literatura no fueran tan como suelen ser, de ahí sacarían muy valiosos análisis sobre qué significa la novela, sobre qué es el género de los diarios y qué es qué en la ficción, en la novela y en la realidad.
Por otro lado, creo que merece señalarse que el propio T. crea primero como artista y luego casi no consigue dar cuenta del todo de lo que ha hecho: y eso me parece bien interesante también.
Esta conferencia habría que tenerla muy en cuenta para quien quiera entender lo que está haciendo con esos Diarios. Por ejemplo esa reivindicación de la vida familiar, de la normalidad frente al mito del hombre de letras declassé.

Y luego leía muy bien unas páginas del prólogo de Troppo vero (que acababa de presentar esa misma mañana): y era un placer oírlas.

Al final, en vez de arrepentirse y callar la boca, la inenarrable, que se ve que todavía tenía ganas de más, soltó más citas de las que tenía copiadas, aunque ahora un poco a modo de parapeto (Blanchot, Woolf, oh); menos mal que luego dejó que la gente hiciera preguntas: algunas estaban muy bien.

4 comentarios:

  1. Jaja, la presentadora empieza bien, pero luego es tristísimo o bien triste, que diría Trapiello.

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  2. La otra vertiente de todo lo que dices, son los párrafos que dedican a Trapiello y a sus diarios esos teóricos (más bien teóricas) de la literatura-grandes popes (papisas) del género autobiográfico, que consideran que T. incumple las premisas y preceptos de la ortodoxia diateril que ellos mismos se encargan de regular (son esa “policía de los diarios” a la que T. frecuentemente alude). Mejor no les pongamos nombres a estas X.

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  3. Usted cree? Yo a la tonta de departamento la veo en su sitio, con la alfombra de la universidad detrás etc. No sé quién es, pero conozco a una decena de tontas iguales en diferentes departamentos, incluso en el físico se parecen, que no sé si lo llevan de antes o se les pone.

    El que da pena es Trapiello. No le veo otro motivo para estar ahí soltando lo de siempre ante los cuatro de siempre, que un buen cheque necesario para alimentar a la familia. Azorín al menos se iba al cine y vivía modestamente.

    Lo de la polémica de los diarios, me parece un aburrimiento. Un escritor publica lo que quiere. Ni le falta ni le sobra. Yo lo que hago es saltarme páginas

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  4. A mí no me da pena alguien que da una conferencia a unas personas y cobra por ello.
    Tú, E., das a entender como si estuviera mal eso: y salvo que uno sea rico por su casa, tiene que trabajar y que cobrar.
    Es el mismo argumento de Platón -rico por su casa- contra los sofistas, pero que cada vez me disgusta más: parece como que hubiera que dar las conferencias gratis. Y a Azorín supongo que le pagarían sus artículos en el ABC, digo yo.
    Y por no seguir polemizando, la observación sobre la presentadora es pertinente: hay muchas así, lo cual no quita para que no merezca crítica, claro.

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