Me alegré mucho cuando vi la imagen de Juan Pablo II en la fachada de san Pedro: me vinieron a la cabeza tantas cosas.
Estos últimos tiempos lo han usado de pimpampún los malos, los resentidos, y hasta los máspapistas.
Yo me acordé de lo que pasó cuando san Josemaría fue beatificado: un año entero de bombardeo en la prensa, debates, mesas redondas, artículos, todo lo que hiciera falta. Fue tremendo. Pero pasó.
Hoy tenemos al beato Juan Pablo II, que yo veo -aparte de todo lo demás- como mi modelo de valentía.
Y como soy tan miedoso, voy a acudir mucho a su intercesión.
Ayer el sacerdote recordó que decía el "Non avere paura".
ResponderEliminarY yo recuerdo especialmente, desde que me lo marcó mi hermano, còmo recitaba el salmo 26 en aquel disco Abba Pater: "Il Signore è mia luce e mia salvezza, di chi avrò timore?"
Reforzando el "qui" de una manera como diciendo que no había nada que podríamos temer.
No me gusta escribir mal los idiomas extranjeros. Vaya esta corrección: "Il Signore è mia luce e mia salvezza, di chi avrò timore?"
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