lunes, 25 de abril de 2011

Música sacra para sordos atentos

Del Concierto  de las Trois Leçons de Tenebres de Couperin (spotify aquí) me quedó la alegría de esa música muy buena y la pena alegre del desolado texto de las Lamentaciones de Jeremías que se lee el Viernes Santo: ese quomodo sedet sola civitas, o el final que cierra las tres partes: Jerusalem, Jerusalem, convertere ad Dominum Deum tuum.
Y ese Jerusalén, Jerusalén, conviértete a tu Señor, yo creo que era el único allí que lo entendía (otra cosa es que le hiciese caso; yo estoy aquí presumiendo de que entendía el texto latino -además lo estaba leyendo, porque me había molestado en imprimírmelo): para toda la gente que llenaba la iglesia de las Ánimas lo máximo que era aquello era una música hermosa que podía haber tenido la letra de la guía de teléfonos.

A mi lado, antes del concierto, dos cincuentones se monologaron. Uno soltaba peligrosas teorías: que a sus hijos les enseñan demasiadas matemáticas, que tienen poco recreo. Y el otro repetía ya, ya, claro, claro, ya, ya, a intervalos reafirmadores.
Luego el reafirmador ocupaba el centro y contaba que le invitan cada año a dar una sesión sobre su experiencia musical a la Universidad. Y el otro asentía a cambio -qué remedio le quedaba.
Y que a los chavales les tenían que enseñar inglés con cosas que interesasen a los chavales, como las letras de canciones pop: sí, sí, claro, ya, ya.
El uno le dijo al otro que tardó diez años en caerles bien a sus alumnos del colegio. Que ahora preparan un concierto polifónico de flautas durante todo el curso.
El otro le señaló riéndose a una señora que estaba limpiando el ambón y le dijo: mira la señora en-el-sitio-del-sermón.
Y luego entraron en terrenos peligrosos, tanto que me vi tentado de dejar de poner la oreja, por si me convertía en cómplice: la realidad sociocultural del colegio en el que estaba el uno hacía que no fuera lo mismo su situación sociocultural que la de otros barrios. Y por ahí resbalaban hacia una pendiente de fascismo seguro, pero no quise oírla.

Y qué bien tocaban y cantaban los del King's Consort. Aunque pronunciaban a la francesa y decían potasia en de potentia, o prasipio en vez de principio.

1 comentario:

  1. Pues si me salen las cuentas, el señor nº1 empezó a caerles bien a los alumnos cuando lo perdieron de vista.
    Y al modelno nº2 del pop y los recreos ya podías, teniendo las Lamentaciones a mano, haberle pasado eso de Jer 3, 27-29.
    Ay, los "cincuentones", qué edad más mala...

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