Hoy en día, inmersos como estamos en una crisis del antropocentrismo, de un mundo creado todo para el hombre, vamos redescubriendo (y tenemos que seguir haciéndolo) el significado de la creación. De la misma manera, tendríamos que volver a despertar la idea de que la liturgia incluye el cosmos, de que la liturgia cristiana es liturgia cósmica, un canto y una oración común con todo lo que existe "en el cielo, sobre la tierra y bajo la tierra" (Fil, 2, 10), al unísono con el himno de alabanza al sol y a los astros. Por eso en la construcción de las iglesias debería tenerse en cuenta que no debe satisfacer exclusivamente la funcionalidad terrenal de los hombres, sino que dicha construcción forma parte del cosmos y debe dejar entrar al sol, para que sea señal de la alabanza de Dios y del misterio de Cristo. Me parece muy deseable un redescubrimiento de la orientación hacia el este para la recuperación de una religiosidad que acoja en su seno también la dimensión de la creación.
Y claro, me acordé de la iglesia de los dominicos de Oxford, con aquel ventanal diáfano y unas ramas verdes que se entreveían fuera, a un lado, movidas por el viento suave. Suso cuenta aquí qué le pareció.
Joseph Ratzinger, La fiesta de la fe. Ensayo de teología litúrgica, Desclée de Brouwer, 1999, p. 190-191
Sería bonito participar en una misa de Navidad en esta iglesia de Oxford. ¿Quién sabe? A lo mejor,algún día.
ResponderEliminarDe nuevo una sugerencia, que no sé si conoces: artículo de JJL en la hemeroteca de ABC de 26 de diciembre de 2004.
ResponderEliminar¡Feliz Navidad!
Qué buena foto. Feliz Navidad!
ResponderEliminar