martes, 27 de junio de 2006

Ad Orientem versus

AVISO: esto trata de liturgia, quizá sea demasiado pesado para algunos.
Parece que en Italia, con la presencia del cardenal Ruini, se va a celebrar una consagración episcopal con la orientación de la misa y del altar a Oriente (ad Orientem). Aquí lo vi, y aquí dan más datos. Ya antes Amy Wellborn habló del tema y más a fondo Dappled Things (todos en inglés: sintómático).
Tenía ganas de hablar de eso desde que leí El espíritu de la liturgia, el libro del entonces cardenal Ratzinger, que es una auténtica joya, aunque difícil en algunas partes.
En el capítulo III, "El altar y la orientación de la oración en la liturgia" (p. 96-106), explica que durante dos mil años la Iglesia oró dirigida a Oriente (='el Naciente'= Cristo), empezando por el sacerdote, que no se dirigía a los fieles sino a Dios: parece lógico ¿no? Desde el Vaticano II se acentuó la colocación del sacerdote hacia el pueblo; eso se explica por causas históricas, fundamentalmente la orientación de la basílica de san Pedro, sobre la tumba del apóstol, pero también se puede entender mal, presentando el hecho de que el sacerdote mire al pueblo como una manera de señalar que estamos en una reunión; y claro, si la Misa fuera sólo eso, una reunión, mejor me reúno con mis coleguitas, claro, si el cura no me cae bien, por mucho que me hable de Cristo. Pero mejor lo dice el actual Papa (negritas mías):
La verdad es que, con ello [la idea de 'banquete' o 'convite' como norma para la celebración litúrgica, siendo la Misa mucho más], se introduce una clericalización como nunca había existido. De hecho, el sacerdote -"el presidente", como ahora se le prefiere llamar- se convierte en el verdadero punto de referencia de toda la celebración. De él depende todo. Es a él a quien hay que mirar, participamos en su acción; a él respondemos. Su creatividad es la que sostiene el conjunto de la celebración. por eso es comprensible que ahora se intente recortar el papel que se le ha atribuido, distribuyendo diversas actividades y confiando la preparación de la liturgia a la "creatividad" de unos grupos que, ante todo, quieren y deben "integrarse activamente". [Nota mía: nunca había visto unas comillas usadas con más ironía].
Cada vez se dirige menos la atención a Dios, y cada vez cobra más importancia todo lo que hacen las personas que allí se reúnen y que de ninguna manera quieren someterse a un "esquema predeterminado". El sacerdote mirando hacia el pueblo da a la comunidad el aspecto de un círculo cerrado en sí mismo. Ya no es -por su misma disposición- una comunidad abierta hacia delante y hacia arriba, sino cerrada en sí misma.
La orientación de todos hacia el oriente no era una "celebración contra la pared", no significaba que el sacerdote "diera la espalda al pueblo", en ella no se daba tanta importancia al sacerdote. Al igual que en la sinagoga todos miraban hacia Jerusalén, auqí todos miran "hacia el Señor" (...) Pueblo y sacerdote no se encierran en un círculo, no se miran unos a otros, sino que, como pueblo de Dios en camino, se ponen en marcha hacia el oriente, hacia el Cristo que avanza y sale a nuestro encuentro.
Contraargumentos: Dios está en todas partes, por lo que ¿qué importa hacia dónde se dirija uno?
La Eucaristía es una cena y todos se ponen alrededor de la mesa: recuerda que Louis Bouyer explicaba que en la antigüedad no se comía en círculo, sino todos en un lado.
¿Y vamos a tener que cambiarlo todo otra vez? Propone una solución de compromiso: mirar todos a la Cruz; que haya una cruz en el centro para que no se nos olvide Quién es el centro.
Uno de los fenómenos verdaderamente absurdos de los últimos decenios está, a mi modo de ver, en el hecho de colocar la cruz a un lado para ver al sacerdote. ¿Es que la Cruz molesta durante la eucaristía? ¿Acaso el sacerdote es más importante que el Señor? Este error habría que corregirlo lo antes posible; y es posible sin nuevas reformas. El Señor es el punto de referencia. Él es el sol naciente de la historia. Puede colocarse, por tanto, una cruz dolorosa que recuerda al que sufrió, al que se dejó traspasar el costado por nosotrso, costado del que brotaron sangre y agua -eucaristía y bautismo-, o puede ser una cruz gloriosa que expresa la idea de la segunda venida y dirige la mirada hacia eso mismo. pues siempre es Él. el Señor: "Cristo, ayer, hoy y siempre".

2 comentarios:

  1. La verdad es que resultó muy interesante esta entrada (la advertencia inicial es llamativa, puesto que tu sueles tratar de estos temas). Hace pocos días pensé en comprar ese libro para mi lista de espera y ahora lo pienso más aún.

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  2. Eze 8:16 Entonces me llevó al atrio interior del templo del Señor y , a la entrada del santuario, entre el vestíbulo y el altar, unos veinticinco hombres estaban de espaldas al santuario; inclinados hacia el oriente, y con la frente en el suelo, adoraban al sol.

    Por eso este señor quiere que todos se postren hacia el Oriente para adorar al dios sol y dar la espalda a Dios

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