lunes, 15 de noviembre de 2010

Ex-Museo Nacional de Escultura (y VII)

Portada del Museo Nacional Colegio San Gregorio:




Me pareció como un retablo, pero civil, como los de madera del XV, pero en piedra.
Y tiene grandeza, pero parece encogido: es como si no supieran muy bien cómo hacer una portada de un edificio que era colegio, pero de noviciado dominico, y no iglesia.
Y está todo lleno de maceros y soldados, pero también santos: se ve el patrocinio real y debajo una fuente de la que sale un granado -Granada recién conquistada- con cuyos frutos juguetean unos ángeles (¿o son unos putti renacentistas?

Y luego, en el sitio habitual de los santos de las portadas románicas y góticas, una hilera de ¿reyes? salvajes peludos:



Y el patio también me descoloca: casi es un prodigio de elegancia, pero los arcos de arriba son casi manuelinos, de recargados. Y para rematar, estaba todo demasiado perfecto:



Y otra vez el patrocinio real (y si se quiere, uno puede añadir significados concomitantes):



Todo este entorno parece muy apropiado para lo que es ahora un Museo estatal conformado básicamente con obras religiosas, pero que también tiene un busto de Carlos V (el emperador que murió en un monasterio) y otro de José Nicolás de Azara (con un papel estelar en la expulsión de los jesuitas y luego amigo de ellos en Roma).

Quizá todo esto sirva para explicar las contradicciones de la propia colección del Museo y la manera de presentarla.
Y quizá, si no me diera pudor usar la frasecita, podría hablar de este Museo como una metafora de España.

[Las fotos las tomo del grupo excelente de wikipedia commons, menos el escudo y el primer plano del yugo y las flechas, que tomo de este blog]

3 comentarios:

  1. Hombre, pues me hace mucha ilusión que haya un busto de don Nicolás, primer embajador español en Roma, único editor de Garcilaso en todo el siglo XVIII, mecenas de Goya y (ejem) antepasado de un servidor. Además, está bien que se le reconozca lo mucho que hizo por el arte en nuestro país (sin ir más lejos, el museo del Prado está lleno de estatuas romanas que él hizo traer de Italia). Era ciertamente un enredador, pero creo yo que con buenas intenciones. Y, de hecho, protegió a algunos sabios jesuitas en Roma , a los que mantuvo de su bolsillo.Según él mismo decía, los jesuitas eran buena gente cuando no se metían en política. No me resulta simpática la expulsión, obviamente, pero un poco de razón no le faltaba don Nicolás.
    En fin, que, para mí, otro motivo más para ir al museo.

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  2. Vaya, Javier, qué casualidad. Yo me leí sus Memorias, que me parecieron muy interesantes.
    Pero el busto no está a la vista, creo: sí que lo puedes ver en el Catálogo del Museo.

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