De los tres hijos de Del Bosque, hay uno, Álvaro, el mediano, que le cambió la vida. Nació el 6 de agosto de 1989. (...) pocos días después, unas pruebas confirmaron que Alvarito había nacido con un síndrome de Down. "Al principio lloramos mucho", confesó en una charla con Gemma Herrero publicada en el libro 39 historias solidarias alrededor del deporte. "Ahora cuando miro atrás pienso: 'que gilipollas fuimos".
La foto la vi ayer, pero la estropeaba un tipejo que salía al lado -y que les sonreía con su odiosa sonrisa- y que se ha encargado de facilitar todavía más que no nazca ningún niño con síndrome de Down.
Yo me acordé de un verso maravilloso de Belinha, un poema del último libro de Miguel d'Ors, sobre su hermana, que nunca hizo mal y que ya ha muerto y a la que le dice:
Y hoy que yaNo le dice, 'ahora que hablas con Dios' o 'ahora que conoces los misterios de la naturaleza': le dice que vive la luz del rostro de Dios.
vives la luz del rostro del Eterno
Y B16 nos recordaba a nosotros, que no somos buenos, que podemos pedir tener "un corazón que ve" (vía).
Menos teorías, menos sentimentalismo criminal, menos adoración por una razón engolada: más capacidad de ver.
Breve, conciso, preciso. Gracias.
ResponderEliminarPreciosísima entrada. Me he emocionado mucho. Gracias, Ángel.
ResponderEliminarSin duda muy emotiva y verdadera entrada.
ResponderEliminar(El de la foto aludida, ¿vuestro presidente?)
Muy emocionante, cierto. Vi tu entrada ayer y nos eme quita de la cabeza.
ResponderEliminary a ese chico que recibe a su padre tan emocionado ni se le llegará a pasar por la cabeza que una parte del mérito es suya...
ResponderEliminarGracias por el corazón que ve.
(¿Sabes que este domingo por primera vez me hicieron caer en el papel del posadero en la parábola, en que Cristo es el Samaritano y nosotros los posaderos? Ni vemos ni oímos...)
http://lavaraverde.blogspot.com/
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