Y de la pequeña colección de cuadros de Købke pasé a la sala siguiente, que resultó ser la de pintura española del siglo XVII. Y allí había varios Murillos y fue como pasar de ir andando a volar. Qué grande es Murillo, qué bien pinta, qué verdad en las figuras.
Para entonarse, el autorretrato, nada complaciente y hasta con humor y jugueteando entre la pintura y la escultura (mirad la mano).
Y dos cuadros grandes y admirables:
Jesús curando al paralítico:
qué Jesús, qué apóstoles, qué cielo, qué todo.
Y Las dos trinidades:
Si te gusta Murillo, creo que tienen un buen conjunto suyo en la Wallace Collection, el otro gran museo de arte “clásico” londinense.
ResponderEliminarÁngel, tenía pendiente "avisarte" sobre esa Sagrada Familia. Yo pasaba mis buenos ratos fascinado delante del cuadro. Qué alegría verlo ahora aquí. La principal excusa de mi último viaje a Sevilla fue ver la exposición El joven Murillo en el Museo de Bellas Artes. Te hubiera encantado el Murillo menos dulce; estás a tiempo del catálogo.
ResponderEliminarEstuve el otro día un rato en la Wallace, en el piso de abajo, pero tengo pendiente el resto: la vida no me da para tanto que tengo por ver.
ResponderEliminarY ya vi el Catálogo de El joven Murillo: pero del papel a la realidad hay una gran distancia cuando los pintores son grandes (como Murillo).
Vaya, llevaba días sin entrar en tu blog, y ahora veo este despliegue: fantástico.
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