lunes, 15 de marzo de 2010

Nunca hay fondo

Miras el abismo de los nacionalismos y nunca le encuentras el fondo: esto es lo que ponía en un cartel de una manifa que están montando (Galiza non se vende*) y me ha dado un ataque de risa al leer una de las reivindicaciones:

Pola soberanía alimentaria e enerxética

La autarquía del primer franquismo les debe de parecer un ideal deseable: la aspiración a la aldea bucólica de Asterix, que ya se ve que no muere.


NOTAS----------
*Con 'Galiza' están diciendo transparentemente (=no en el sentido 'peyorativo bueno'**) 'somos del Bloque o de cerca', aunque en su lista de adhesiones hay también gente de la izquierda (nacionalista, no hay otra) a la izquierda del Bloque.

**Y esa es otra: todavía no salgo de mi asombro por las reacciones a la frase de Rosa Díez: lo instructivo es que aquí todavía hay gente -entre ellos amigos míos- que cree que fuera de Galicia la gente piensa que gallego=tonto. Y no es así: lo que piensa la gente es gallego=imposible saber qué ha decidido.  
Y la "declaración" (sic) del Parlamento Gallego me produjo rubor y estupor.
Y Julia Otero es tonta del bote, en mi humilde opinión.

Y un artículo para enmarcar de Arcadi Espada

11 comentarios:

  1. En su línea. En la propaganda (“en el peor sentido del término”, jeje) que repartieron por nuestras casas durante la última campaña electoral eso estaba implícito: “El nacionalismo gallego quiere hacer de Galiza una nación dueña de sí, que decida su futuro, con autogobierno real, que aproveche nuestros recursos y nuestras muchas potencialidades, y que esté orgullosa de la rica cultura y la lengua propias”.

    Un saludo, Ángel.

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  2. Sí, Julia Otero (filóloga) pronuncia xenofobia como "shenofobia". Eso será galleguismo como el de la DGT y RTVE (y otros muchos) imponiendo a toda España los topónimos vernáculos "A Coruña", "Ourense", etc., y catalanismo, y vasquismo...
    Los demás no debemos rechistar.

    Cómo me divirtió una entrevista que hizo Pepa Fernández a una cocinera de Sangenjo (así se pronuncia, pero no estoy seguro de haberlo escrito bien) que le preparaba la comida al Rey cuando iba por allí. La locutora se empeñaba en decir San Xenxo y la galleguísima indígena, cada vez que nombraba su pueblo decía Sangenjo. Teniendo en cuenta que la audiencia era España, ¿quién dió una lección a quién?

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  3. De nuevo Aristóteles y la diferencia entre ethne y polis. Cada vez tengo más claro que los griegos nos entendieron mejor de lo que nos entendemos nosotros mismos.

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  4. Por lo visto, la gran esperanza blanca de la derecha (es decir, Rosa, no Esperanza) se erige en nueva víctima de la vesania nacionalista. Españoles, acudid a salvarla. Ya se sabe: hay que desconfiar de quien utilice el topónimo Galiza, ya que suele tratarse de gente peligrosa y con una acusada tendencia a la autarquía y la endogamia, cuando no al onanismo. Todo esto ya lo denuncia el bueno de Arcadi, apelando nada menos que a las cavilaciones emanadas hace 60 u 70 años desde una suite de un hotel de lujo madrileño por un nómada cosmopolita y ecumenicista.

    Es curioso: algunos gallegos, supongo que los que tendemos a la ambigüedad y las vaguedades pondalianas, pensamos que ciertos españoles padecen del mal de la incontinencia (verbal). No sé por tanto si de logorrea o simple estulticia o, tratándose de una ilustre representante del estamento político, una perfecta combinación de ambas taras. En mi humilde opinión.

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  5. Estimado Cãosemdono, esperaba de ti una crítica un poco más profunda.
    Ya veo que para ti 'derecha' es lo contrario de 'nacionalismo', cuando yo pensaba que era al revés, que la izquierda se definía como internacionalista (pero claro, eso fue antes de que cayera en brazos del nacionalismo).
    Lo de 'Galiza' siempre me pareció que era una manera de significarse y de marcar territorio frente a los demás.
    Yo te recomiendo a Camba, es un escritor admirable (¿y qué importa que escribiera en un hotel de lujo? y nómada, cosmopolita y ecumenicista son palabras que a mí me suenan a elogio ¿no?); y las citas que recoge Arcadi yo creo que es imposible discutirlas: ahí es donde espero que plantees tus argumentos, no en cuestiones más cosméticas.

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  6. Bien, pues debatamos.

    Decir que la izquierda es internacionalista es obviar -sospecho que interesadamente- una corriente de pensamiento muy importante dentro de la misma que arranca (hablo de memoria) con Feuerbach y los idealistas alemanes, y prosigue en los escritos del mismísimo Marx, de Engels y Lenin, hasta corporeizarse en las luchas por la liberación nacional posteriores al Tratado de Versalles y señaladamente los procesos de descolonización tras la guerra mundial, y no solo en el tercer mundo (ex. la figura de James Connolly en Irlanda). Existe una sólida tradición izquierdista ligada al nacionalismo y a las tesis de las naciones sin estado y su imbricación en la lucha de clases, más allá de que sea también cierto (aunque harina de otro costal) que el nacimiento y consolidación de los Estados-nación posteriores a la revolución francesa son ideológicamente tributarios de los ideales y cosmoviones de la burguesía triunfante. El jacobinismo ha estado -está- presente como ingrediente fundamental de los partidos estatales de izquierda y de derecha de todo el espectro político e ideológico. Perdón si me pongo pedante o escolástico, pero esto es historia del bachillerato.

    No es malo (ni bueno) que un nómada cosmopolita denoste el regionalismo. Simplemente digo que en mi opinión es precisamente lo que se espera de él. Por cierto, he disfrutado mucho con Camba y con otros cronistas contemporáneos de su mismo o distinto pelaje, como Wenceslao o Plà. Pero personalmente no los tengo como referentes ideológicos.

    El término Galiza, más allá de las connotaciones ideológicas -obviamente las tiene, porque el lenguaje no es neutro: el descartar su idoneidad también- es asumible desde un punto de vista filológico e histórico, como ha demostrado documentadamente el actual presidente de la RAG, Méndez Ferrín, del que espero que su adscripción ideológica no lo haga acreedor de inhabilitación en cuanto a su cualificación científica.

    Apertas!

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  7. El nacionalismo se duele con cualquier crítica a su empeño por la diferenciación y la califica de reaccionarismo y x-fobia. Su afirmación es siempre descalificando a los "estatales", detestando que los identifiquen con los apestados. Los apestados recibimos muy correctopoliticamente los escupitajos y tenemos que abstenernos de protestar. Lo de siempre.

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  8. Vaya, cãosemdono, me merezco el repaso que me das: yo tengo unas ideas muy someras sobre la izquierda y quizá la haya identificado demasiado con el internacionalismo y la solidaridad obrera, y por eso me parecía contradictoria con el nacionalismo, pero los hechos están ahí -el ejemplo de Irlanda es palmario- y el error es mío.
    Y con esto me aclaro mejor: ahora tengo más motivos todavía para no ser de izquierdas, en la medida en que de hecho ahora prácticamente todas las izquierdas son ahora nacionalistas (corrígeme si me equivoco).
    Yo prefiero marcos más amplios (y no me refiero a España) y un concepto de ciudadanía no ligado a 'raza', 'lengua' o 'historia particular': un concepto más político, legal. No soy jacobino ni conservador (en el sentido tradicional de 'conservaduros'), me gustaría una estructura del estado tirando a pequeña y dedicada a favorecer a los más débiles (niños -fetos-, ancianos, enfermos, pobres), sin tantas leyes y controlando el poder económico, un estado laico (no laicista), donde primase el amor al saber y el mérito. Pero quizá sea un iluso.
    Y 'Galiza' es asumible desde el punto de vista filológico e histórico, lo diga Mendez Ferrín o su porquero; yo el problema lo veo en que se usa como marca de identidad partidista. Cuando en Galicia nadie tenía problemas con la palabra 'Galicia', no veo el interés de sustituirla por otra. Y las razones filológicas e históricas no son siempre las más importantes. El hecho es que a una manifestación con el título 'Galiza non se vende' sólo van a ir determinado tipo de personas de un espectro político de izquierda nacionalista. Por poner un ejemplo, es como si el falangista Sánchez Mazas hubiese propuesto 'Yspania' porque aparece en documentos medievales y eso se convirtiera -como el toro de Osborne- en marca de un determinado tipo de gente: yo preferiría seguir con la palabra España, porque para qué cambiar un término común.

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  9. Pues mire, sí, le corrijo porque usted me lo pide: también hay una notoria presencia de izquierda no nacionalista, aunque electoralmente no exista un reflejo en la actualidad, bien porque haya sido en buena parte fagocitada por el PSOE, bien porque, sencillamente, las triquiñuelas de las leyes electorales así lo hayan impuesto. Ya sabe, cosas de don Manuel, su 5% de umbral mínimo de votos y su entelequia de "las mayorías naturales".

    Me maravilla su concepción del estado, en efecto: habla usted de un estado asistencial y prácticamente residual, pero con resabios de la concepción ilustrada y todo eso. Es una idea antigua y creo que superada por la historia. Ya sabe: Keynes, la socialdemocracia, el Estado del bienestar, y esas cosas. La gente quiere seguridades y certidumbres vitales, esto es, prestaciones, ¿sabe usted?, a riesgo de incurrir en efectos indeseados como el paternalismo y otros anestesiantes. A ver cómo demonios un estado con una estructura mínima puede atender servicios públicos tan elefantiásicos y onerosos como la sanidad universal o la educación obligatoria y gratuita, entre otros, y al mismo tiempo controlar el poder económico, como dice usted (no sé si con eso se refiere a que le gustaría pagar pocos impuestos o que es partidario de vigilar lo que ganan los empresarios: en este último caso, mi espanto, como dirían los portugueses, es mayor aún). Es un debate viejísimo ya, sobre el que han corrido ríos de tinta en Europa. Mayormente gracias al thatcherismo y a sus experimentos con las teorías monetarista del difunto Milton Friedman. Si halla usted la fórmula idónea, no me la diga a mí ni a nadie: corra a patentarla en el mayor de los sigilos.

    Dice que el término Galiza es más bien una marca del nacionalismo. Desde luego. Sin embargo, yo conozco nacionalistas que también se refieren a Galicia, aunque no conozco a no nacionalistas que usen el término Galiza. Qué compleja y rica es la realidad, ¿eh?.

    Y por último, a estas alturas de la película, no creo que nadie de buena fe piense en otro concepto de ciudadanía que no sea el que amparan las declaraciones universales sobre los derechos humanos. También creo que hay partidarios, y no necesariamente de forma exclusiva entre los nacionalistas u otras gentes de mal vivir, de retornar a la antigua confusión entre ciudadano y súbdito, vasallo o feligrés.

    Apertas!

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  10. Bueno, peco de inocente en mis ideales políticos. Sí que me parece bien un estado grande en cuestiones grandes: enfermos, ancianos, infraestructuras. Pero podríamos recortar mucho quitando del apartado de cultura, propaganda, burocracia, gastos estúpidos.

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  11. Verá, Angel, su inocencia no le es reprochable. A los poderosos sí lo son su mezquindad y su codicia.

    Un saludo.

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