domingo, 28 de marzo de 2010

Formula mágica

Aleksander Wat (Mi siglo, p. 338), sobre las luchas de trostkistas y estalinistas rusos (y polacos) en los años 30:
Una vez pasé la noche en el calabozo (...). Precisamente allí un comunista (...) pronunció aquella fórmula mágica (...). Esto ocurrió después de los procesos y yo le hablaba de lo absurdas que eran las acusaciones y las autoacusaciones, a lo cual él me contestó: "Im vidneye". ¡Ellos lo saben mejor! La confianza ciega en el caudillo como premisa fundamental.
Está hablando de la sumisión a los líderes comunistas; supongo que se puede decir lo mismo de los fascistas. Lo que me gustó de la frase de Wat fue justamente esa actitud ovejil -tan bien descrita en Rebelión en la granja, de Orwell- que creo que cada vez está más generalizada.
Yo me rebelo cada vez más contra el buenrollismo zapaterista que todo lo hace por nuestro bien. Me rebelo contra las normativas cada vez más asfixiantes, contra la regulación de todo, contra las leyes para todo. Y cada vez me caen mejor los anarquistas, qué le voy a hacer.

4 comentarios:

  1. Sí, ¿pero entonces no se puede reconocer ningún tipo de «autoridad»? ¿y qué me dices de la Iglesia?

    Esto es un lío.

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  2. Pero esa actitud de los comunistas, ¿no es un poco la actitud de Abraham? ¿no es el comunismo una especie de religión atea?

    No quiero decir que la religión deje de lado la razón, pero sí parece que hay un conflicto entre la raíz judía y la griega. A mí me parece tremendo que no se pueda creer razonadamente.

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  3. Los comunistas tienen mucho de religión, claro, pero de religión que se ha vuelto loca, de autoridad que se tiene que legitimar a sí misma, y lo acaba haciendo por la represión y la violencia.
    El texto que recogí de Wat me llamó la atención porque representa una actitud humana que me sorprende: pensar que los poderosos, por serlo, tienen razón, sin más, justo cuando Stalin está en el poder preparando las purgas en las que iba a morir un montón de comunistas incautos como ese que decía que 'ellos saben mejor'.
    Abraham es un caso extremo que está ahí, con toda su dificultad; a mí me sirve como ejemplo extremo del valor de la obediencia, cuando la razón no ayuda en absoluto. Pero, por suerte, en el cristianismo ya no se ve uno obligado a la obediencia de Abraham: no hay nada irracional en la obediencia del cristiano a Dios, nada que vaya contra la persona, nada absurdo.

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  4. Creo que tienes razón en lo que dices del cristianismo. Y también pienso que ésa es una de sus aportaciones a Occidente. Quizás se podría discutir sobre que tiene de oriental el comunismo ruso, bla bla bla.

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