viernes, 26 de marzo de 2010
Confieso mi delito
Cuando estuve la otra vez (la primera la conté ya) en la "exposición" de Dora García, hice algo que me ha creado ciertos escrúpulos: me llevé un ejemplar del Farenheit 451 impreso al revés, uno de entre un montón que tenían en una mesa.
En la inauguración había uno de seguridad que decía a la gente que no podían llevarse ejemplares, pero luego había otra mesa con libros con esto en la portada: Steal this book/Robe este libro. En ninguno de los dos casos decía que se podía; eran los de la exposición los que te lo decían, pero entre susurros que sí en un caso y que no en otro.
Y el hecho es esta vez que me dio por llevarme un ejemplar: no había nadie y nadie me dijo nada, aunque quizá haya quedado grabado mi delito (por una cámara de seguridad que descubrí el otro día justo enfrente).
Y le he escaneado la portada junto a la edición reciente de Lisias de Carey (Oxford, 2007), para que se vea que es una edición al revés y que no hay ni trampa ni cartón.
Por seguir la bobada, os pongo una página del interior:
Y otra de publicidad de las del final, curiosamente de El Señor de los anillos:
Pero el hecho crudo es que me llevé el libro cuando 'no se podía'. Y peor todavía, el otro día se lo envié a un amigo sin decirle nada del origen, de cómo lo había conseguido.
Y ahora pido ayuda a expertos en moral, en derecho penal, en estética (y aficionados en general): ¿Qué debería haber hecho? Primero habría que ver si lo que he hecho es un hurto y luego si tendría que devolver lo hurtado. Para la calificación de los hechos hay que tener en cuenta que:
1. La exposición -y dentro de ella, los 200 ejemplares de Fahrenheit 451 al revés- se ha pagado en parte con mis impuestos.
2. No es delito llevarse el otro libro (lo que es delito es haberlo hecho, pero ese es otro problema), pero en ningún sitio pone que uno se lo pueda llevar. Ergo, quizá este libro uno se lo pueda llevar. El otro no ponía que uno se lo pudiera llevar y te lo podías llevar: de hecho no tenía gracia si no te lo llevabas. Yo me llevé dos y me arrepentí de haber entrado a su juego: al final tiré los dos ejemplares al contenedor -al de papel, eh.
3. Esta es la segunda entrada que, sin merecerlo ella, le dedico a Dora García: bien pagada está por su mierda de exposición, así que me cobro en especie un objeto absurdo y se lo mando a un amigo para imaginarme qué cara pondrá cuando le llegue (y ahora que ya le ha llegado, para imaginarme qué cara pondrá cuando lea esto).
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Si a tu a migo no le gusta, mándamelo a mí. Y así, dando un regalo, aminoras tu falta. No completamente, pero algo. ¿Dónde y cómo lo regresarías? Finalmente ya lo robaste, aunque lo regreses... A lo mejor puedes regalarle OTRO libro a DAna, uno que creas que le vaya a gustar. No sé. A veces la única opción es confesarse!
ResponderEliminarEl original de esta edición contrafacta es del año 67 (se cotiza a tres dólares y medio). Me pregunto si la artista pagó los derechos de reproducción (en el caso de que el contenido reproduzca especularmente el texto de Bradbury), y, en este caso, si lo hizo con un cheque impreso al revés. ¿Qué opinará de todo esto la SGAE?
ResponderEliminar¿Se tomó la artista el trabajo de hacer la reproducción o aprovecharía una edición defectuosa que compró de saldo?
ResponderEliminarAFD, le puedo decir al amigo que lo tiene que te lo mande. Y en caso de que fuera un robo no valdría con confesarse, habría que devolverlo, pero no creo que sea un robo.
ResponderEliminarMr Quaker, no creo que haya derechos de autor, puesto que no hay obra; de haber, habría un objeto extraño (no voy a llamarlo 'artístico') por el que sólo pagan los contribuyentes gallegos a pachas, porque seguro que la tal Dora García, Enrique, no se rebajaría a usar una edición deforme: de hecho ha perpetrado lo mismo con otras ediciones de Fahrenteit 451 (¡y con tiradas de 2000 ejemplares!): menuda pava.
En menudos embolados me metes; ¡hacerme ahora cómplice de un hurto! ¡Y nada menos que en el C'est GAC!
ResponderEliminarLa cara que puse al verlo te la puedes imaginar; pero quien ríe el último ríe mejor: Pienso prepararte alguna con el libro de marras; alguna performance que aparecerá un día sin previo aviso publicada en mi blog... :-)
¡Que vaya bien!
Prefiero no meterme en la maraña de implicaciones éticas que conlleva tu –llamémosle, al modo aséptico- infracción. Podría estallarme la cabeza.
ResponderEliminarEn su lugar, te brindo una atenuante, por si la policía se presentara ante tu puerta: “Señores, mi formación clásica hizo que diera por hecho que el libro que cogí era un “apophóreton”. Además, si lo cogí, fue para regalárselo a un amigo con ocasión de las próximas cronias, como es preceptivo entre los que nos dedicamos a las cosas del mundo antiguo”.
En ese punto, solamente te quedará rezar para que la policía no sepa en que fecha se celebran las cronias. Y en caso de que cuele, estarás salvado y podrás olvidar todo escrúpulo. Suerte
Alguien que sabe de Derecho Penal me escribe lo siguiente:
ResponderEliminar"Faltas contra el patrimonio, art. 623 del codigo penal, serán castigados con localizacion permanente de cuatro a 12 dias o multa de uno a dos meses: los que cometan hurto si el valor de lo hurtado no excediera de 400 euros.
"El problema que yo veo, es concretar el valor de lo sustraido; en caso de duda se acude a peritos judiciales, y lo que me gustaria a mí es verle la cara al que tuviera que tasar el bien en cuestión (...).
Tambien te digo que las faltas prescriben a los 6 meses de cometerse, asi que haz las cuentas para poderte sentir impune total."
Buff, tenía que haber dejado pasar seis meses antes de contar esto.
Siempre puedes alegar la atenuante de arrepentimiento espontáneo, siempre que devuelvas el libro sustraído.
ResponderEliminarYa no puedo devolverlo: ¡lo regalé! Y no me arrepiento, eso es lo peor.
ResponderEliminarPero este artículo es un arrepentimiento en toda regla. En cuanto a la restitución de lo sustraído, si es imposible, basta con que hagas un donativo liberal al museo. Y todos tan contentos.
ResponderEliminarJoaquín, yo soy mucho más cínico que eso. El título 'confieso mi delito' es pura falsedad, como se puede ver en lo que digo después. Y a ese museo no le hago un donativo ni harto de whisky.
ResponderEliminarYo me arrepiento de no haber robado uno, me hubiera gustado tenerlo. Me acordé a tiempo de Garzón. Suerte.
ResponderEliminarPerdone, no entiendo que un adulto, que tiene una profesión remunerada con la que se gana la vida, pueda cometer tamaña acción.
ResponderEliminarSupongo que un hurto (creo recordar que para que sea robo, en sentido jurídico propio, tiene que haber «violencia o fuerza en las personas o cosas»), pero ¿quién le da derecho a apropiarse de algo que es ajeno?
Si no es suyo, no es suyo, no disponga de él como si lo fuera (no creo que la subsistencia esté en juego). De otro modo, la próxima vez que pase por cualquier establecimiento, no pague, aplique el mismo razonamiento.
Si lo entiende mejor de este modo, porque es su referencia: puede que los delitos y las faltas prescriban, pero los pecados, no. Si el «no robarás» tiene algún sentido, muy probablemente tenga algo que ver con su acción. Y moralmente (me refiero a éticamente, no a la moral católica), que se requiera la restitución tiene que ver con que lo ajeno siga siendo ajeno.
Espero que lea el comentario antes de borrarlo. Es usted una persona perfectamente identificable. Es profesor universitario, por lo que vive del fruto de su inteligencia. Que además presuma de regalar libros ajenos, es una (perfiero ahorrarme el sustantivo).
Por cierto, cuando hable de que realmente no somos totalmente europeos, piense cuánta gente haría eso en un país civilizado. Y cuando hable de moralidad y legalidad, considere que o bien está más allá de la ley (la pena es que se somete a ella para que le paguen a fin de mes) o sencillamente tiene dos medidas (eso es actuar, que en griego sabe mejor como se llama).
Si es una broma o una niñería y no le sé reir la gracia, piense que ya no tiene edad.
A mí me da lo mismo, pero si trabajase en donde lo sustrajo, presentaría una denuncia. Si se quedase sin uno de sus libros de trabajo, a lo mejor no le haría tanta gracia.
Gracias, mil gracias, anónimo último -con trazas de troll-, no sabes qué alegría me da haberte escandalizado (¡ojalá fuera verdad que estabas realmente escandalizado!): me demuestra que todavía hay estúpidos como tú que necesitan que gente como yo los escandalice.
ResponderEliminarPerdóneme, no me escandaliza, su acción me da vergüenza ajena, nada más. Pero del mismo modo de demasiada gente que he conocido que se apropia de lo ajeno en los supermercados (siendo discos, libros, ropa, zapatos, comida no por necesidad) y lo justifica por el motivo más pasajero.
ResponderEliminarEl mensaje es muy simple: no tenemos derechos propios sobre las cosas ajenas.
Gracias por el insulto (o insultos, porque no sé realmente qué deba ser un troll, aunque mi crítica es seria, no es una mera descalificación [a pesar de que no le haga gracia]), pero me temo que no ha entendido usted nada.
Pero vamos, usted es el que vive de su inteligencia y sus frutos. Que usted lo disfrute.
algunas aclaraciones que a lo mejor le interesan a alguien:
ResponderEliminar- el museo no ha pagado la edición de Fahrenheit 451- por tanto, sus impuestos no han pagado el libro. Lo he pagado yo con el dinero que me gano de profesora.
- yo he copiado todo el texto de la novela, y yo he hecho el diseño del libro, y yo le he dado la vuelta, y eso me ha llevado unos cuantos meses
- me he informado del asunto de los derechos de autor directamente con los editores de Bradbury, que me dijeron que mientras la obra fuese una escultura (sin distribución como libro) y el nombre del autor estuviese claro en la cartela, era una interpretación artística no sujeta al pago de derechos de autor
- le agradezco sus amables palabras respecto a mi persona y a mi exposición. Yo no tengo el gusto de conocerle de modo que no puedo alabar su trabajo de la misma manera.
- no tengo ningún comentario que hacer sobre lo que usted haga en las salas de exposición.
Oh, vaya, gracias por las aclaraciones. Entonces, ¿la exposición en el CGAC le costó dinero?
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