miércoles, 18 de noviembre de 2009

Otro texto de novela sobre el aborto (+otros de la Biblia)

Me pasó Suso este texto de Iris Murdoch, El mar, el mar (DeBolsillo, p. 463-4)
-Todavía no he empezado. Hay algo que jamás te dije en su momento, y pensé que jamás te lo diría. Tú me dejaste embarazada, y yo me deshice del niño. (...)
-¿Por qué no me lo dijiste?
-Porque no estabas allí para decírtelo; te habías ido, te habías ido con Lizzie o con quien fuera en aquel momento la muchacha de tus sueños. Dios, la repugnante brutalidad desaprensiva de los hombres... la de mujeres que se quedan solas, para tomar solas decisiones demoledoras. Yo tomé esa decisión. Cristo, y cómo desearía no haberla tomado. Estaba loca. Lo hice en parte porque te odiaba. No sé por qué demonios no tuve ese niño. Ahora sería ya casi un adulto.
-Rosina...
-Y le habría enseñado a odiarte... que también habría sido un consuelo.
-Lo siento...
-Oh, conque lo sientes. Y me atrevo a decir que no fui yo la única. Tú deshiciste mi matrimonio deliberadamente, con empeño, con celo, te esmeraste en destruirlo. Después te fuiste y me dejaste sin nada, con menos que nada, con ese crimen horrible que tuve que cometer sola, algo que... lloré durante meses... durante años... que jamás dejé de llorar.

[+ Addenda 16:45] Añado textos que aporta en un comentario Verónica, los que aparecen en el Antiguo y el Nuevo Testamento sobre 'embriones':

1. Salmo 139, 9-16 [empiezo antes, para poder empezar con la Aurora]
Si tomo las alas de la aurora, si voy a parar a lo último del mar, también allí tu mano me conduce, tu diestra me aprehende.
Aunque diga: «¡Me cubra al menos la tiniebla, y la noche sea en torno a mí un ceñidor, ni la misma tiniebla es tenebrosa para ti, y la noche es luminosa como el día.
Porque tú mis riñones has formado, me has tejido en el vientre de mi madre; yo te doy gracias por tantas maravillas: prodigio soy, prodigios son tus obras. Mi alma conocías cabalmente, y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra.
Mi embrión tus ojos lo veían; en tu libro están inscritos todos los días que han sido señalados, sin que aún exista uno solo de ellos.

2. Isaías 49, 1 y 49, 15-16:
¡Oídme, islas, atended, pueblos lejanos! Yahveh desde el seno materno me llamó; desde las entrañas de mi madre recordó mi nombre. (...)
Pero dice Sión: «Yahveh me ha abandonado, el Señor me ha olvidado.» ¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido.

Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.

[+ Addenda un día después, a las 16:45]
4. Salmo 71, 6
En ti tengo mi apoyo desde el seno, tú mi porción desde las entrañas de mi madre; ¡en ti sin cesar mi alabanza!

10 comentarios:

  1. Emocionante y duro texto. El otro día, un buen amigo, hablando del aborto, me habló de un pasaje de la Biblia -según él, el único lugar en que abiertamente se trata del concebido-no nacido-: es el Salmo 139. Te extracto la parte en que más claramente se puede ver:

    "(...) Mis huesos no se te ocultaban
    cuando yo era formado en el secreto,
    tejido en lo profundo de la tierra;
    tú me veías cuando era tan sólo un embrión,
    todos mis días estaban escritos en tu libro,
    mis días estaban escritos y contados
    antes de que ninguno de ellos existiera (...)".

    Se me ocurrió, al hilo de este asunto, que hay dos versículos, tomados del capítulo 49 de Isaías, que también podían llevar a pensar en el que sólo es concebido: el primero es el versículo 1, cuando comienza el cántico del Mesías, Siervo de Dios, con esas bellísimas palabras: "Escuchadme, islas; prestad atención, pueblos lejanos: El Señor me ha llamado desde el vientre de mi madre, desde el seno ha pronunciado mi nombre...". Y más adelante, esos versículos 14-15: "Sión decía: El Señor me ha abandonado, el Señor se ha olvidado de mí. ¿Puede acaso una mujer olvidarse del niño que cría, no tener compasión del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvidara, yo no me olvidaré de ti".

    Y, cómo no, el pasaje del Nuevo Testamento, del Evangelio según San Lucas, en que se nos narra la Visitación de María a su prima Santa Isabel. Ahí, esta última exclama que "En cuanto tu saludo (el de María) llegó a mis oídos, saltó la criatura de alegría en mi vientre". Ahí estaba San Juan Bautista haciendo sus pinitos como precursor.

    En fin, perdona la digresión... Achácalo a mi estado de buena esperanza.

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  2. Verónica, ya ves que te he cogido los textos, para que acompañasen la desesperación del personaje de Iris Murdoch.

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  3. Vaya, Angel, gracias por incluir estos textos en la entrada. La verdad es que te los puse en mi comentario, porque últimamente he tenido ocasión de darle muchas (más) vueltas a este tema (el aborto, los embriones, la protección del nasciturus, etc.), de por sí inagotable. Y es curioso ver cómo en la Biblia, y no es redundancia ni perogrullada, ya estaba todo desde mucho antes. El Salmo 139 es de una belleza conmovedora y consoladora, y qué decir de Isaías, 49 (y los que siguen) probablemente de las páginas "cumbre" de la literatura de todos los tiempos. En cualquier caso, gracias. Sirva ello para ilustrar, desde otro ángulo, el tema que tratamos.

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  4. Gracias, ARP. Impresionante esta entrada.

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  5. Que poco se habla del dolor de las madres, como debe ser de demoledor. No es extraño que muchas se vuelvan defensoras a ultranza del aborto, cualquier otra postura implica mirar cara a cara sus propios actos y ¿quién puede acusarlas de querer evitar eso?
    Así el aborto se convierte en un círculo de dolor y muerte.
    Meg

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  6. Sí que es impresionante, sí.
    Y una maravilla de citas las que trae Verónica (enhorabuena, Verónica, por ese estado de buena esperanza).
    Hay también otro Salmo en el que se hace referencia al por nacer, el 70-71 (Porque mi roca y mi alcázar eres tú):
    "En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
    en el seno tú me sostenías,
    siempre he confiado en ti.
    Muchos me miraban como a un milagro (...)"

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  7. Gracias por tu felicitación CB.

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  8. He leído esta entrada nosécuántasveces con emoción creciente. Varias cosas:

    1- Curioso que se hable del Dios terrible del AT, cuando se compara con el no-dios terrible de la moderna Iris Murdoch.

    2- El Salmo 139 prefigura las modernas ecografías con una nitidez de detalles escalofriante y dulcísima. En la última a mi hija (12 semanas, ya más de 13) le midieron, precisamente, los riñones. Y los huesos desde luego no se ocultaban.

    3- Y qué decir de ese nombre que es anterior a que los padres aún se lo hayan puesto...

    4- Sobre el salto de gozo de San Juan en su seno se construye el ritual de una hermosísima bendición para embarazadas que no sé, Verónica, si has recibido ya, pero que es muy emocionante.

    5- Y el Salmo 71 me hace exultar definitivamente de gozo: "Ya me apoyaba en Ti [...] Tú me sostenías". Dios mío, qué tranquilidad. Y de remate: "Muchos me miraban como un milagro". Oh.

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  9. Pues aún no he recibido la bendición de las embarazadas, Enrique, pero tengo varios sacerdotes cercanos a los que se la puedo pedir. Eso sí, te diré que, con mi tercer hijo, me impuso las manos -literalmente- sobre mi vientre gestante, nada menos que el Cardenal Rouco Varela, y eso sí que fue emocionante! Siempre digo que este niño, por lo menos, me saldrá obispo (ja, ja,...).

    Es curioso, sí, que algunos prefieran ese no-dios moderno, al Dios judeo-cristiano, ¡con entrañas de padre y de madre! Ahora vuelvo a releer la "Spe salvi" de Benedicto XVI, y tus palabras me recuerdan a lo que él dice de que el hombre, el mundo, necesita a Dios; de lo contrario, se queda sin esperanza. Es un pensamiento muy profundo, y muy cierto, que abunda en que la única salida posible a la desesperación de mujeres que sufren como el personaje de Iris Murdoch, es abrirse al perdón de Dios.

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