martes, 11 de agosto de 2009

sv. Jiljí

A veces en Praga me encontraba con monolingües checos y adoptaba la táctica del guiri anglosajón (que descubrí que es agotadora); era un descanso acudir al recurso socorrido del pidgin-inglés con los aborígenes.
Pero me gustaba hacer pequeños pinitos en la lengua checa, no más: después de descubrir que Jiří es Jorge, cuando fui a la iglesia de san Jiljí me las prometía felices para saber quién era, pero no lo descubrí fácil (al final tuvo que ser google); y era una sencilla regla de tres:
Georgius : Jiří [pronúnciese algo así como Yirsii; cf. alfabeto checo]
Aegidius : Jiljí [pronúnciese algo así como Yilyii].
Y entramos y era la iglesia gótica de los dominicos, pero como casi todas, barroquizada. Y tenía una nave aérea y airosa


Y había unos frescos muy buenos:


Y en la entrada un dominico anciano me vio parado mirando una estatua de san Martín de Porres (regalo reciente del embajador del Perú, un prodigio del kitsch, con perritos y gatitos dulzones a los pies del pobre fray Escoba) y me preguntó de dónde era y le dije que español y me aguanté las ganas de contar que de Burgos, como su fundador santo Domingo, porque no ha renunciado uno a nacionalismos de toda clase para caer a las primeras de cambio en el localismo.

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