jueves, 12 de marzo de 2009

Carta escalofriante

La carta del Papa sobre el episodio mediático en relación con los lefevrianos (contexto en Scriptor y comentarios en inglés de WDTPRS) es admirable, escalofriante y profunda: la podéis leer entera aquí. Lo que más me ha impresionado:
En nuestro tiempo, en el que en amplias zonas de la tierra la fe está en peligro de apagarse como una llama que no encuentra ya su alimento, la prioridad que está por encima de todas es hacer presente a Dios en este mundo y abrir a los hombres el acceso a Dios. No a un dios cualquiera, sino al Dios que habló en el Sinaí; al Dios cuyo rostro reconocemos en el amor llevado hasta el extremo (cf. Jn 13,1), en Jesucristo crucificado y resucitado. El auténtico problema en este momento actual de la historia es que Dios desaparece del horizonte de los hombres y, con el apagarse de la luz que proviene de Dios, la humanidad se ve afectada por la falta de orientación, cuyos efectos destructivos se ponen cada vez más de manifiesto.
(...)
Por tanto, si el compromiso laborioso por la fe, por la esperanza y el amor en el mundo es en estos momentos (y, de modos diversos, siempre) la auténtica prioridad para la Iglesia, entonces también forman parte de ella las reconciliaciones pequeñas y medianas. Que el humilde gesto de una mano tendida haya dado lugar a un revuelo tan grande, convirtiéndose precisamente así en lo contrario de una reconciliación, es un hecho del que debemos tomar nota. Pero ahora me pregunto: ¿Era y es realmente una equivocación, también en este caso, salir al encuentro del hermano que “tiene quejas contra ti” (cf. Mt 5,23s) y buscar la reconciliación? ¿Acaso la sociedad civil no debe intentar también prevenir las radicalizaciones y reintegrar a sus eventuales partidarios –en la medida de lo posible- en las grandes fuerzas que plasman la vida social, para evitar su segregación con todas sus consecuencias? ¿Puede ser totalmente desacertado el comprometerse en la disolución de las rigideces y restricciones, para dar espacio a lo que haya de positivo y recuperable para el conjunto?
(...)
A veces se tiene la impresión de que nuestra sociedad tenga necesidad de un grupo al menos con el cual no tener tolerancia alguna; contra el cual pueda tranquilamente arremeter con odio. Y si alguno intenta acercársele –en este caso el Papa- también él pierde el derecho a la tolerancia y puede también ser tratado con odio, sin temor ni reservas.

9 comentarios:

  1. Ángel, ¿de verdad te ha dado escalofríos la carta?
    A mí me ha dado mucha alegría, mucha esperanza y mucho orgullo (del sano). La verdad es que es demasiado paternal para darme escalofríos :)

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  2. Dije 'escalofriante' en un sentido quizá demasiado sensacionalista. La carta me ha gustado mucho, me lleva a admirar todavía más (si cabe) a Benedicto XVI y por supuesto que me ha dado una gran alegría

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  3. Pues sí, es escalofriante. Es un mazazo en el buen sentido de la palabra.

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  4. Ok. Lo decía medio en broma (aunque confieso que la elección de la palabra me ha sorprendido). Dejémoslo en escalofriante si queréis. Y profética. Creo que va a hacer mucho, mucho bien, y no sólo respecto al problema que quiere solucionar.
    Respecto a lo de la admiración... no digo nada para no quedarme corto.
    EL tercer párrafo que has señalado, Ángel, me parece clarividente.

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  5. Muchas gracias, Ángel, por la referencia. Yo estoy bastante conmovido, en el sentido amplio y extenso de la palabra, con esta carta que me sigue pareciendo realmente única, y su autor del todo admirable.

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  6. Me llegan noticias de que en el mundo germano-austríaco, aquellos que sin duda se sintieron aludidos en la carta, han reaccionado muy positivamente.

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  7. Yo cuando escribo esto la tengo a medio leer, porque la empecé mientras vigilaba un examen. Pero este último párrafo que reproduces me parece que da directo en la diana y que debía ser dicho. Creo que estamos ante el papa más cordial y sencillo de la historia, al menos por lo que a sus escritos se refiere.

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  8. Escalofriante en el sentido de emocionante. Gracias por traerla aquí.

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