viernes, 21 de noviembre de 2008

En Iria Flavia (1 de 2)

Domingo por la mañana, sol: paseo. A Iria Flavia y Padrón (otra vez): y otra vez cerrada la Fundación Cela [Miro en la web ahora: no abren los fines de semana y la entrada cuesta ¡8 euros! Bien, si me he pasado 9 años sin entrar puedo dejar otros 9 hasta el próximo intento].
Enfrente está la iglesia, con torres aztecas como las de la Catedral, una portada románica como varias de Santiago y un cementerio -de Adina, se llama- a rebosar de flores; la tumba de Cela y la de sus familiares -muchos Trulock- están debajo de olivos viejos.
Vamos a la Casa Museo de Rosalía: un jardín pequeño con muchos árboles. Hay camelios de varios tipos (y dos con una flor, blanca uno, rosa el otro), un ombú traído por los emigrantes, un vástago del roble de Guernica, naranjos.
En la cama de Rosalía, en vez de una rosa una camelia blanca.

4 comentarios:

  1. Ahora ombú. ¡Qué envidia, te sabes los nombres de los árboles!

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  2. No, qué va, Suso, había un cartel. Me hizo ilusión porque es el típico nombre que aparece en la literatura argentina, pero sería incapaz de reconocerlo sin eso, aunque creo que vi otro en Santa Cruz de Ribadulla, en el pazo de Armada.
    Yo me debo de saber como mucho el nombre de diez árboles, a todo tirar y porque últimamente me fijo, que si no, nada, ni tres.

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  3. ¿Y "liquidambar"? ¿También tenía un cartel?

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  4. Eso me lo había dicho un amigo y se me quedó el nombre, porque tenemos uno en el jardín y varios en la calle, que si no se me hubiera vuelto a olvidar.

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