martes, 28 de octubre de 2008

Si fuera moderno (2 de 2)

Anti-Platónicos
Dejé esta entrada en el aire, porque quería acabar de contar aquel paseo moderno de hace unos días; pero ayer justamente estuve con un amigo en la Bodeguilla de san Roque, donde comimos unos spaguetti a la carbonara (para recordar) y una tixola de ovos e chistorra [=sartén de huevos y chistorra] de la que todavía no me he repuesto (ni emocionalmente ni en el estómago). Al salir, nos acercamos un poco -no mucho- y le enseñé de lejos las casas de la Caramoniña y el CGAC, no fuera a pegársenos algo, después de una agradable conversación antiplatón (caso de saber qué dijo en realidad Platón y qué pensaba en concreto, que esa es otra), en la que llegué a decir que todo es química -entiéndaseme, no todo-todo, pero estoy muy materialista con esto del tiroides y los análisis, aunque esto es pendular, ya se sabe, y es como las siete y media, que te pasas o te quedas corto.
Pero acabemos de contar primero aquel paseo por el parque de Bonaval de hace ya diez días por lo menos: los arces enanos, que vi una Erythrina Crista-Galli o en cristiano árbol de coral, que plantó allí el presidente de Uruguay (y recuerdos a los uruguayos) y que tenía unas flores rojas que parecían pendientes art déco.
Y que en el CGAC tenían expuesto a un platónico -que por eso he liado todo esto tanto: Waltercio Caldas, un brasileño de curioso nombre. Os podéis ambientar con un artículo en El País (con foto):

Y con un pretencioso artículo en ABC. Como se ve, todo es muy como para amantes de la geometría, el arte de formas, los dos planos que pasan a tres, las líneas. ¿Y esto es el arte? Las formas geométricas, los cuadros en los que la representación desaparece (había unas Meninas pintadas pero 'sin figuras', una lámina cubierta de talco, otra tapada por una piedra, todo así, como en un ejercicio metódico de iconoclastia), esas instalaciones a base de paredes, cantos rodados, hilos de lana que caían del techo, tubos cromados (¡cómo les gusta lo cromado a los vanguardistas, no me lo explico!), cristal. Era como la galería de arte de la Academia de Platón (al menos, ya digo, en la versión vulgata de las ideas platónicas).

Y encajaba muy bien con lo que había estado leyendo, de una conferencia de Enrique Andrés Ruiz que me pasaron, fascinante, sobre todo en un apartado que comienza con eso de que la pintura es 'algo carnal' y lo enlaza con la Encarnación de Cristo, para mostrar a continuación que en Platón (y en Duchamp) y en los gnosticismos modernos hay otra cosa; y que la palabra 'figuración' forma parte del problema (como se ve muy bien en Waltercio Caldas).

4 comentarios:

  1. Yo creo que el fondo todas las artes son una aplicación de algo así como una ciencia del ritmo, ciencia que debe de tener alguna relación con la del número. Esto parece claro en la poesía y la música, pero yo creo que también en las artes plásticas, sólo que aquí el ritmo tiene que ver con el espacio y no con el tiempo. Ahora, ese ritmo ¿tiene que ver con algo las Ideas?

    Menudo rollo que acabo de soltar.

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  2. Acabo de verlo claro. Nunca más volveré a hablar de la poesía figurativa. Muchas gracias, Ángel.

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  3. A Juanjo. Pues digo yo que sí, que el ritmo de la plástica será lo que llamaban los castizos "armónica proporción", es decir, la razón áurea o número de oro. Vamos, el ideal de la perfección de las formas. Habló un ignorante (Chema)

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  4. Enrique Andrés Ruiz es uno de los pocos pensadores serios que ha tenido España desde Donoso Cortés y el único que, hoy por hoy, aguanta la comparación con los grandes ensayistas europeos del siglo veinte. Aquí, en España, se lee y admira, en el mejor de los casos, a los maestros del ingenio, del estilo (¿qué será y para qué servirá eso?), de los fuegos de artificio. Y en el peor, a todos los divulgadores de la modernidad.

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