En un lado, en la milla de oro del arquitecto -Siza (repetid conmigo: ¡premio Pritzker!) por todos los lados (el CGAC, el parque de Bonaval)- están acabando unas viviendas de López Cotelo (ya le dieron el Premio de la bienal de Arquitectura por las casas de la vaquería del Carme de Abaixo).
Las vistas de la zona antigua tienen que ser espectaculares y las casas son exclusivas, únicas -¡todas distintas!- con todo ventanales, paredes de cristal y pequeñas vigas metálicas que sustentan el techo.
Si tenéis pasta y queréis comprar una podéis ver todos los detalles en la web de Otero Pombo: planos, fotos, plantas. Y digo yo que los de Otero Pombo podrían pagarme con una de las casas, por esta publicidad que les hago.
Y que conste que yo lo conté primero: dentro de unos meses estará en todas las revistas de arquitectura, ya veréis.
Y de allí salí a la costiña do Monte (qué nombres maravillosos tenemos en las calles de Compostela) y a la entrada del parque de Bonaval (de ¡Siza!) se veía el monstruo de Eisenman (la ciudad de la cutura, ja, ja, qué nombre, mejor que llamarlo el engendro de Fraga, o el tragadineros de Galicia o el monstruo elefantiasico o yo qué sé).
Las vistas de la zona antigua tienen que ser espectaculares y las casas son exclusivas, únicas -¡todas distintas!- con todo ventanales, paredes de cristal y pequeñas vigas metálicas que sustentan el techo.
Si tenéis pasta y queréis comprar una podéis ver todos los detalles en la web de Otero Pombo: planos, fotos, plantas. Y digo yo que los de Otero Pombo podrían pagarme con una de las casas, por esta publicidad que les hago.
Y que conste que yo lo conté primero: dentro de unos meses estará en todas las revistas de arquitectura, ya veréis.
Y de allí salí a la costiña do Monte (qué nombres maravillosos tenemos en las calles de Compostela) y a la entrada del parque de Bonaval (de ¡Siza!) se veía el monstruo de Eisenman (la ciudad de la cutura, ja, ja, qué nombre, mejor que llamarlo el engendro de Fraga, o el tragadineros de Galicia o el monstruo elefantiasico o yo qué sé).
¡Qué horror!
ResponderEliminarUna bendición para la cuesta de la Caramoniña y su "enxebridad": Ut sit!
Y un meigallo para las aberrantes estructuras neos: Ut pereant! (y que sus ruinas queden revestidas de púdicas zarzas y enxebre verdor).
Ita! (iba a poner Amén, pero me da escrúpulos).
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