viernes, 24 de octubre de 2008

Justo hoy

Justo hoy, a punto de acabar la Introducción al cristianismo de Joseph Ratzinger* (gran libro, lo recomiendo vivamente, aunque tiene partes un poco difíciles y el nivel en general es alto, no es muy divulgativo, en el sentido más simplón de la palabra) me encuentro esto (p. 285-6):
El símbolo [=el Credo] no dice que la Iglesia es 'santa' porque todos y cada uno de sus miembros sean santos, es decir, personas libres de pecado. Eso ha sido un sueño permanente en la Iglesia, pero que no se refleja en el símbolo, y muestra el anhelo constante del hombre de que se le dé un cielo y una tierra nuevos que en este mundo no puede alcanzar. Las críticas más duras que se hacen a la Iglesia de hoy nacen veladamente de ese sueño. Mucha gente se siente defraudada, dan un portazo y tildan a la Iglesia de mentirosa.
(...) La nueva alianza ya no reside en el cumplimiento mutuo [entre Dios y el hombre] del pacto, sino que es un don de Dios, una gracia que sigue ahí a pesar de que el hombre sea infiel. Muestra cómo es el amor de Dios, un amor que no se deja vencer por la incapacidad del hombre, sino que siempre es bueno con él, lo acepta continuamente como pecador, lo transforma, lo santifica y lo ama.
(...) Lo que en [la Iglesia] está presente, lo que, con un amor que raya la paradoja, elige una y otra vez como recipiente de su presencia las manos sucias del hombre, es realmente la santidad del Señor. (...) La emocionante amalgama de fidelidad de Dios y de infidelidad del hombre que caracteriza la estructura de la Iglesia, es también la dramática figura de la gracia por la que se hace realmente visible, en el curso de la historia, la realidad de la gracia como perdón de lo que en sí mismo es indigno. Podríamos decir que, en su estructura paradójica de santidad y pecado, la Iglesia es, en este mundo, la figura de la gracia.
*Joseph Ratzinger, Introducción al Cristianismo. Lecciones sobre el credo apostólico, 11ª ed., Salamanca, Sígueme, 2005, p. 285-6 (negritas mías)

4 comentarios:

  1. "La emocionante amalgama de fidelidad de Dios y de infidelidad del hombre..."
    Qué gran pasaje. Muchas gracias. Con otras palabras, sin gorriones prados esmaltados ni gusanos, pero lo mismo que el Fray Luis de hace unos días. El mismo sentimiento y la misma idea.
    Sí que habrían sido grandes amigos.
    Saludos. Cristina. Buen fin de semana.

    P.S. Y esto que sigue empeñado en que "la URL contiene caracteres no permitidos".

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  2. Pues a mi el concepto de la gracia divina me resulta casi inaprensible. Será que nunca he experimentado o visto algo análogo en mi mundo de sentidos. No sé si me explico. Chema

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  3. Quienes encuentren difícil la "Introducción...", siempre pueden acudir al libro-entrevista "Dios y el mundo", que sigue casi el mismo orden temático

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