[Esta entrada está a punto de cumplir un año. Se me quedó en fase de borrador a la vuelta de Valladolid y no sé por qué no la borré]
Conventos (y II)
-En Santa Isabel acababan de restaurar el retablo central. En el medio Santa Isabel de Hungría con un mendigo de Gregorio Fernández, una de las esculturas más admirables que he visto en mi vida. Y en un altarcito lateral, un san Francisco de Juan de Juni metido a duras penas en su espacio, con un escorzo brutal, otra escultura maravillosa.
-En las Descalzas Reales había una exposición de las pinturas italianas que donó una reina, creo que la mujer de Felipe IV; no eran muy allá, pero la posibilidad de entrar en la clausura mereció la pena, poder ver los altarcicos por el claustro, las devociones de las monjas, el coro alto con una vista privilegiada del retablo de la Iglesia, con otras imponentes esculturas de Gregorio Fernández.
-En el convento de San Joaquín y Santa Ana, dos cuadros magníficos de Goya, una Dolorosa de Pedro de Mena, un Yacente de Gregorio Fernández y decenas de niñosjesuses: de la pasión, vestidos de cura, de obispo, dormidos, a medio camino entre imágenes de devociones y muñecos para las monjas que entraban de niñas en el convento. En un lateral, las antiguas celdas de las monjas, auténticas celdas de abejas, aberturas en la pared en las que cabía un pequeño catre para una monja enana.
-Un día entramos en Cubero, una pastelería en la que reproducen edificios importantes de Valladolid: ahí vi la fachada del Carmen Calzado, que está a las afueras y me acordé: fuimos un día y había también varias imágenes de Gregorio Fernández o de su escuela.
Conventos (y II)
-En Santa Isabel acababan de restaurar el retablo central. En el medio Santa Isabel de Hungría con un mendigo de Gregorio Fernández, una de las esculturas más admirables que he visto en mi vida. Y en un altarcito lateral, un san Francisco de Juan de Juni metido a duras penas en su espacio, con un escorzo brutal, otra escultura maravillosa.
-En las Descalzas Reales había una exposición de las pinturas italianas que donó una reina, creo que la mujer de Felipe IV; no eran muy allá, pero la posibilidad de entrar en la clausura mereció la pena, poder ver los altarcicos por el claustro, las devociones de las monjas, el coro alto con una vista privilegiada del retablo de la Iglesia, con otras imponentes esculturas de Gregorio Fernández.
-En el convento de San Joaquín y Santa Ana, dos cuadros magníficos de Goya, una Dolorosa de Pedro de Mena, un Yacente de Gregorio Fernández y decenas de niñosjesuses: de la pasión, vestidos de cura, de obispo, dormidos, a medio camino entre imágenes de devociones y muñecos para las monjas que entraban de niñas en el convento. En un lateral, las antiguas celdas de las monjas, auténticas celdas de abejas, aberturas en la pared en las que cabía un pequeño catre para una monja enana.
-Un día entramos en Cubero, una pastelería en la que reproducen edificios importantes de Valladolid: ahí vi la fachada del Carmen Calzado, que está a las afueras y me acordé: fuimos un día y había también varias imágenes de Gregorio Fernández o de su escuela.
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