lunes, 9 de junio de 2008

Para y óyeme, oh sol

Con un amigo, de caminata por la costa de la Muerte el sábado, entre Soesto y Camelle. Se trataba de cobrarle a la naturaleza los intereses de tantas lluvias seguidas: y fue un día esplendoroso, con pequeñas nubes deshilachadas para realzar el azul.
Me dejó ese amigo crema para el sol y me la eché por el cuello, no fuera que las cicatrices bucaneras resaltasen más luego, pero me olvidé de la cara y los brazos: ahora, dos días después, sigo como un camarón, avergonzado de ser tan, tan de piso: lerdo-punto-com me llamó ayer mi hermana Eva que me dijo: ¿y para eso tantos estudios?; y eso, Eva, duele.
Y todo por despreciar al astro rey. Ya ha llovido desde que dejó de ser un dios, pero al menos me podía haber acordado de eso de Anaxágoras que repito en clase cada año, de cuando explicó a los escandalizados atenienses que el sol era sólo una masa de metal incandescente. No es un dios, no es el correlato de la idea de bien de Platón, pero hay que tenerle un respeto a Manolo cuando le zumba.
Y el sol se me fue metiendo por la piel para freírla, pero yo no me daba cuenta, sólo disfrutaba del día, de la conversación, de los tapices del suelo, como la pared del Caixaforum pero de verdad: brezos, tojos y miles de flores: mirabas al mar -azul, verde ¿y el mar color de vino de Homero, dónde?- y mirabas a tus pies y había flores a montones, amarillas, rojas, azules, blancas.
Y entre las campanillas, un pajarito que siguió a lo suyo a menos de un metro de nosotros. Y las gaviotas tan ternes, manteniéndose planeando contra el aire.
A la vuelta, nombres de pueblos: Zas, Ser.
Y al llegar, me encontré a Jesús, que me dijo que le había gustado la entrada de Clarachán porque era la primera en mucho tiempo en que se me notaba algo de buen rollo: ¡vivir para ver, yo que pensaba que estaba -salvo arrebatos controlados- en un bonísimo tono en estos últimos tiempos! Y para rematar, me dijo que a ver si aprendía de don Enrique Monasterio.

1 comentario:

  1. El mar toma el color del cielo que está sobre él; así que tu "vinoso Ponto" deberías buscarlo en esas auroras y crepúsculos que tanto te gustan :-)

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