Sergio Landrove me manda este poema de Luis Alberto de Cuenca, con lo que gana puntos para un puesto directivo de la AA (los que quieran carguetes, que espabilen, que no tenemos para todos):
LOS DEDOS DE LA AURORA
Entraban en mi alcoba sin llamar a la puerta,
deshojando en el aire la flor de su perfume.
Los oía arrastrarse, leves, hasta la alfombra.
Trepaban a la cama y luego, entre las sábanas,
me anunciaban el día con sutiles caricias.
En El otro sueño, 1987 (Está también en la reciente antología de Cátedra).
Y veo, y tengo que restregarme los ojos, que en su blog, JMM nos deja entero y verdadero su primer libro, la Europa de 1983.
Gracias, Ángel.
ResponderEliminarCuando se lo oí recitar a LAC la semana pasada me acordé de la AA...
ResponderEliminarNo sé si opositar a Director de nubes mandarina o algo así... Tu repásate la lista de ducados de Redonda de Javier Marías y nos colocas a todos.
Me alegra que te gustara el poema.
Qué recuerdos, Ángel. La de veces que habré cogido la Odisea para leer lo de 'Rhododendron Eos'... Increíble. El griego nos salva tantas veces de la mediocridad...
ResponderEliminar(gracias por tu coment. en el blog)
Un abrazo.