Se ha muerto esta noche. Fue muchos años director de La Estila: ahí coincidimos mi primer año en Santiago.
Pasó aquí el mes de julio, pero no acababa de estar bien; estuvimos hablando un rato en el DODE, pero se le veía cansado. Al mes, la noticia: un cáncer. Al principio no pintaba mal: ¡no es de los graves! ¡se lo han cogido a tiempo! Pero pronto las malas noticias: no tenía curación, la quimioterapia no servía para nada, ya se la daban sólo como paliativo. Pregunté por él el domingo: mal, pero bien de ánimo. Al pie del cañón, aunque muy cansado.
Era un Chesterton coruñés: reviso en mi memoria y sale siempre sonriendo, o a carcajadas. Unas veces abiertamente, otras por lo bajo, como guiñando el ojo, cuando se saltaba el régimen, un día sí y otro también; sonreía de lado, buscando tu complicidad.
Siempre comprensivo, como de vuelta -de tanto que había tenido que ver- pero siempre ilusionado, con algo de quien no ha perdido del todo el recuerdo del niño que fue. No tenía prisa: parecía que le sobraba tiempo: le gustaba hablar con todos. Dibujaba, hacía diseños bonitos, hizo un belén impresionante en Navidades. Era noctámbulo, amigo de la cerveza y los productos de la tierra, amigo de hablar. Estaba al pie del cañón siempre, todo su tiempo era para los demás: sapos y culebras tuvo que tragar, pero sonreía.
Lo lógico, en estas circunstancias, es que Dios le haya dicho: ya, ya has llegado, ya vale: has aprendido a disfrutar, así que ya estás preparado para estar conmigo. Nosotros, en cambio, seguimos con esa idea tan tonta del café para todos, como que tuviéramos derecho a vivir entre setenta y ochenta años, así que nos parece que nos lo han robado antes de tiempo a sus 48 años, pero él ya estaba preparado.
Le echamos de menos, quizá porque no hemos sabido ver la vida con la alegría con la que él la vivía.
No lo conocí, pero tu semblanza hace que lo sienta más cercano. Es lo que tiene, entre otras cosas, la literatura. Fuerte abrazo.
ResponderEliminarConocía a Juan Carlos. Supe que estaba enfermo pero no me imaginé que los acontecimientos se precipitaran así. Me ha impresionado enterarme por tu blog y me han admirado tus comentarios.
ResponderEliminar¡Qué bueno era!
Tuve la suerte de conocerle un poquito este verano cuando se empezó a insinuar su enfermedad. Me parece que el retrato que haces de su persona es muy real... es de esas personas con la que se estaba muy a gusto cerca.
ResponderEliminarQue Dios le premie todo el cariño que ha ido derrochado en la vida, seguro que así será.
Me acabo de enterar de su muerte. La última vez que hablé con él, hace cosa de tres semanas, estuvimos riéndonos, como siempre, bromeando. Ahora escucho a Compay Segundo como hacíamos en Santiago (de Compostela) cuando preparábamos o , después, recordábamos eluno de los viajes a La Habana.
ResponderEliminarDescansa en paz.
Yo también le conocí, cuando estudió un par de cursos en Valladolid, por los lejanos años 76-78, creo. Llegó en compañía de un buen grupo de gallegos, sorprendentes todos para mi castellana forma de ser.
ResponderEliminarEra todo bonhomía, y muy buen compañero. Rezaré por su alma.
Yo también tengo esos 48 tacos, y tienes razón. No aprendemos nunca.
Gracias por la noticia, y saludos a todos los de La Estila, donde pasé los mejores veranos de mi vida.
Acabo de enterarme hoy de su fallecimiento. Compartí tres años como colegial de La Estila, con él como Director. Como decís, una persona jovial, cercana y siempre con tiempo e interés para hablar. En fin, una persona que me enorgullece haber conocido. Que descanse en paz.
ResponderEliminarHe estado velando su cadaver esta mañana y casi sonreía, como siempre. Como bien dices, Dios se lo llevó muy bien preparado. Era numerario del Opus Dei y quiso pasar sus últimos días como siempre, en su Centro del Opus Dei de Vigo en el que era director, sonriendo a lo cotidiano y al Destino.
ResponderEliminarSólo le conocí de lejos, acabo de enterarme de su muerte por la llamada de teléfono de una persona que le quería, como toda su familia.
ResponderEliminarEnseguida que he colgado me he encomendado a él, para que se nos pegue algo de tanta alegría y tanta bondad. Sé que se rezaba por su curación pero debe de ser que Juan Carlos merecía ya un Cielo grande. Una gran alegría estar en una familia así, si me perdonáis el desahogo.
Soy Fran Vega. Tuve la suerte de convivir con el tres o cuatro años en La Estila. Todo lo que cuentas de Juan Carlos es cierto, siempre sonriente , amigo de los amigos, contagiaba su alegria. Rezo por el, pero yo ya le he pedido algún favor ahora que está en el Cielo. Gracias Juan Carlos .
ResponderEliminarComo ex residente de La Estila tengo un gran recuerdo de él, una gran persona que siempre estaba en su sitio y fue ejemplo para nosotros. Seguro que esta en un lugar mejor.
ResponderEliminarFirma Pedro G
ResponderEliminarJuanca,se nos ha ido parte de la alegria que teniamos en nuestros corazones en nuestros ultimos años como bachilleres...pero se que ahora aunque este en Madrid y ya a punto de acabarse la vida universitaria de la gran mayoría de nuestro curso,esa alegria seguirá con nosotros durante el resto de nuestras vidas, por que eso era lo que tu eras y a partir de hoy tengo a un amigo al que pedirle ayuda este donde este.Gracias por ayudarnos tanto y hoy más que nunca gracias por enseñarnos cómo se debe vivir una vida.Descansa en paz.Carlos
ResponderEliminarCuando me llamó hoy mi madre para decirme que había fallecido, me dejó destrozado.
ResponderEliminarNo sé si Dios siempre se lleva a los mejores, pero en este caso lo hizo.
A modo de semblanza cutre (ahora mismo no doy para más), he dejado una nota en mi bitácora.
Estás sirviendo tú Ángel, de aglutinador de algunos ex-residentes. Te lo agradezco
Fue la primera persona con la que tuve contacto en La Estila, nada más llegar y, pese a nuestras diferencias, que las hubo, nunca dejó de ser una persona considerada y educada.
ResponderEliminarMe enteré ayer de noche, y me dejó totalmente de piedra.
Descanse en paz.
Coincidí con Juan Carlos unos cuantos años en La Estila. Sólo tengo buenos recuerdos de él, siempre sonriendo y dispuesto a echarte una mano. Todavía me parece estarle escuchando aquello de "señores, esto se acaba" para que no descuidásemos los estudios. Sin duda, era una gran persona. Descanse en paz.
ResponderEliminar¡Qué poco tiempo estuviste en Ourense Juan Carlos y que huella tan profunda dejaste en nosotros!... Tu alegría que nos contagiaba a todos... tu sencillez... en definitiva eras un buenazo, un pedazo de pan dispuesto a escuchar a todos. ¡¡Gracias por todo el bien que has hecho!!
ResponderEliminarAyer en Vigo tuvimos ocasión de agradecertelo personalmente.
Era todo un caballero. Puedo testimoniar que cada uno de nosotros, los que íbamos por La Estila, era una joya para él: los residentes y los que íbamos a la meditación de los jueves a las 20:30. Totalmente entregado y sumamente edificante su vida. Su vida fue como la de Cristo: magnánimo, ejemplarizante, humilde y sincera.
ResponderEliminarGracias por todo Juan Carlos. Si no es por ti, muchos no estaríamos donde estamos. Descanse en paz.
antes de nada, gracias ángel por facilitar este espacio. La verdad esq cuando me enteré de la noticia me entristecí un primer momento, pero enseguida me acordé de tantos detalles de juan carlos q enseguida se me esbozó la sonrisa de nuevo. "Señores, esto se acaba" y ya se ha acabado ya puede descansar en paz, ya puede dejar de estar a régimen y en su caso saltárselo a la torera sin ningún problema, ni remordimiento, ni mirada de pícaro.
ResponderEliminarNo tengo más palabras, sin más agradecerle tantos buenos momentos y recordarle como la gran persona que era, en todos los sentidos tanto horizontales como verticales, y mandarle un abrazote enorme y recordar las palabras que decía juan carlos mientras te daba unha aperta... "ven a mis pechos"
Le conocí cuando mis dos hijos se fueron a Santiago, A la Estila,persona buena donde las hubiese.Bendita la madre que te trajo al mundo. Reviento si no digo que personas como tú, Juan Carlos, no debian morirse nunca.Nuestras conversaciones los domingos por la tarde, cuando ibamos llevar a nuestros hijos, las llevaré siempre dentro de mi corazón.La amabilidad fué tu lema.Dios no podía pasar sin ti, a su lado.Mis hijos Lucas y Moisés y mi esposa te envian un fuerte abrazo.Cuando llegemos ponte las gafas, qiero que nos veas con esa mirada que tenias por encima de ellas. Hasta pronto, querido amigo.
ResponderEliminarTraté a Juan Carlos poco, pero aprendí mucho de él: su continua sonrisa, preocupación por los demás,a alegría de vivir... Me he quedado helado al enterarme. Como decís muchos, ahora le tenemos en el cielo. A él me encomiendo.
ResponderEliminarFui alumno suyo durante un año. Siempre recuerdo sus históricas frases, como: Caballeros, este no es mi estilo, que decía cuando la clase estaba en otra onda y tenía que llamar a la atención con fuerte voz.
ResponderEliminarCuando ya estaba muy mal, fui a verle con unos amigos. Primero, el 26 para compartir con él la Navidad, llevándole unas pastitas que tanto le gustaban. La segunda, a mediados de enero, cuando la enfermedad estaba a punto de culminar, llevándole unos suspiros de Santiago. Recuerdo que cuando íbamos a verle era él el que nos alegraba el día: con su esperanza, con su alegría, su ansia de vivir, y su buen humor que nadie ni nada podría destruir.
Su muerte fue un golpe para nosotros. Le debemos mucho. Sin embargo, sólo se una cosa: la enfermedad pudo matar su cuerpo, pero su espíritu es inmortal.
Lo conocí y lo traté desde muy joven durante unos cuantos años que estuvo de director en el Club Vieiro de Orense. Cuando estas navidades me enteré de que estaba enfermo jamás pensé que el desenlace fuera tan inminente. Es una persona que se hace difícil de olvidar. Pese a que la última vez que lo ví fue ya hace bastante años se me hace difícil no llorar su ausencia. Gracias por todo lo que me enseñaste y por todo el tiempo que compartiste con todos los que te conocimos. Has dejado una huella imborrable. Un abrazo muy fuerte desde aquí.
ResponderEliminarNuestro querido Videira... a veces parece que sobran los buenos en este mundo.
ResponderEliminarComo siempre fue sobre todo un gran amigo, de los de verdad, se acordará de nosotros desde arriba, pero nosotros notaremos el hueco que deja su "gran humanidad" (te lo pongo así, en plan chiste, para que nos echemos unas risas como tantas veces)
Hasta la vista
Casi con un mes de retraso me acabo de enterar de la muerte de Juan Carlos, a traves de un amigo.
ResponderEliminarVivo a varios miles de kilometros de Galicia. Hacia mas de diez anhos que no veia a Juan Carlos. Le conoci desde que teniamos seis anhos, y durante anhos fue mi mejor amigo... Luego la vida nos llevo por diferentes sendas.
Leyendo estos mensajes apenas puedo contener mi emocion. Le encomiendo y me encomiendo a el.
Le encomiendo y me encomiendo a el.
Pablo Yepes
Yepes: presumiendo de ex-compis del cole ante mi jefe, vimos tus inventos, despues le busque por internet y me encuentro con esto.
ResponderEliminary es que yo tambien lo conoci en el cole, era fuerte y atletico, (uno de los dos que saltaron el plinton), inteligente y estudioso, osea: todo lo contrario a mi.
me entero ahora que era profe de quimica, (mi vocacion frustrada, de piromano no pase), seguro que tambien exelente, (nosotros los tuvimos), ya de peques me explicaba un monton de dudas, y hasta me dejaba(is) copiar los deberes en el bus, garantia de que iban bien.
por lo que leo arriba parece que poco cambio. entiendo el duelo de familia; amigos; y alumnos.
E.Hdez. R 16-4-08
Cuando alguien se muere, lo primero que nos viene a la boca es "què buena persona era". Eso, una veces es cierto y otras, no tanto. En el caso de Videira, lo de buena persona le queda tan corto y estrecho como le solìan quedar sus bañadores.
ResponderEliminarPara mi Juan Carlos fue el mejor ejemplo de lo que es ser una persona del Opus Dei. Me quedo con eso, que serà por siempre mi tesoro, y el de todos los que lo conocimos: una mezcla de amor, bonomìa y generosa comprensiòn con las debilidades humanas.
Vivo a 15.000 km de La Estila y desde aqui he sentido muy cerca esa marcha lejana.
Videira, gordo: cada vez que mire al Cielo verè una estrella màs que brilla allà en lo alto.
Un buen hombre.
ResponderEliminarHoy, no sé por qué, he pensado mucho en él...Un grande Juan Carlos!
ResponderEliminarYo me acuerdo de él con frecuencia. Que bonito debe ser cuando cuatro años de haberte muerto, hay gente que te lleva en la memoria.
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