Mis hermanas me presionan para que ponga dibujos de mi sobrino Diego: se creen que este blog, dedicado a la alta belleza y a la literatura sin concesiones, es la BBC (bodas, bautizos y comuniones) o una plataforma de lanzamiento de sobrinos. Se quejan de que Irene y Eva, mis otras sobrinas, ocupan más lugar; bien: es verdad, pero es que Diego es el más pequeño.
Vale, hablaré de Diego, aunque sólo sea para contentarlas. Y qué mejor día que hoy, que mi hermana María Jesús, la madre de las criaturas, cumple años: ¡Muchas felicidades!
Diego tiene cinco años. Hace unos días le dijeron que pidiera un deseo: pidió poder ver sin gafas, ¡el pobre! De todos modos, mirad qué bien dibuja:
Diego tiene cinco años. Hace unos días le dijeron que pidiera un deseo: pidió poder ver sin gafas, ¡el pobre! De todos modos, mirad qué bien dibuja:
Estos días que estuve en Burgos, Diego repetía continuamente sabes qué (=you know what?): ventajas de ser alumno de un colegio fino y elegante. Lástima que en el colegio fino y elegante no les enseñen a leer hasta los seis años: el pobre Diego dice y lo dice con gran pena: no sé leer.
El otro día, antes de irse, se acercó a mi oído; yo, desprevenido, me dispuse a escuchar: su hipoaullido huracanado me dejó grogui, como a un boxeador.
Por suerte, ha superado ya a sus cinco años la fase Teletubbies y la fase Lunnies. El otro día estuvimos viendo un capítulo de Pippi Calzaslargas, aquel mítico en el que entra con las monedas de oro y se lleva montones de caramelos, ese capítulo que la madre de Diego, sus tías Eva y Marga y yo teníamos en aquellos años setenta como la cima de la delicia: ¡caramelos a montones!
En (casi) todos los capítulos de Pippi había montones de monedas de oro-chocolate y de caramelos (y un caballo con lunares y dos niños suecos).
ResponderEliminarNo recuerdo quien (Rilke u otro)decía que la única patria es la infancia. De acuerdo. Pero también he comprobado que vivir hace patria; y sentir, por ejemplo, como tu sientes a tus sobrinos. Laus Deo.
P.S. He escrito con anterioridad, pero parece que ahora es preciso tener cuenta en google para hacer comentarios en tu blog, Ángel. Carezco de cuenta de correo por incapacidad para activar el alta que me remitieron; cuando lo consiga escribiré con identidad.(¡cielos! soy un ser completamente anónimo en este blog)
Impresionantes las montañas como dedos de la mano, son preciosas y un verdadero rasgo de estilo de Diego, que las repite como Patinir las rocas de su Dinant natal. Tú ves la roca y dices: Patinir; pues con Diego lo mismo, ves la cordillera mano, o ese río tan característico, y dices: Diego-sabesqué.
ResponderEliminarUn verdadero artista. Ya leerá. Es bueno ir haciendo ganas. Algo así cuenta Canetti que le pasó a él; que se moría de envidia de que su prima supiera descifrar esos signos raros, asi que cuando aprendió no paró hasta sacarle ventaja. Y después ya no hubo quien le quitara los libros de las manos.