jueves, 15 de noviembre de 2007

Baeza (V)

El último día tuvimos una visita guiada por Baeza. No estuvo mal: Serlio, un escudo de Juana la Loca, la Catedral con algunas cosas interesantes: dos rejas muy buenas, un púlpito metálico. Pero lo mejor fue acercarnos al mirador sobre el valle del Guadalquivir: de frente, la sierra de Mágina, abajo olivos por todas partes (69 millones en la provincia de Jaén, nos dijo la chica) y el sol que se iba poniendo y dejaba como unos tules rosados preciosos. Me acordé de cuando Alfanhuí se fue al ocaso y se llevó en unas tinajas los colores.
Por cierto que el otro día fui muy estricto con los criterios para pertenecer a la AA (Amigos de las Auroras), por lo que he pensado ampliar la asociación con los Amigos de los Ocasos (AO), aunque no tendrán derecho a los puestos directivos, que sólo se conseguirán a base de madrugones.
Yo, para que no digáis, al día siguiente me levanté pronto y volví al mirador; lástima que fuera demasiado tarde para ver la aurora, pero era enorme el sol que salía por un lado, con retazos de neblina por los olivos. Y esto sí que me parece a mí que merece ser patrimonio de la humanidad, los amaneceres y ocasos de Baeza.
Por la noche volví a Machado y fue emocionante encontrar este poema:

Caminos

De la ciudad moruna
tras las murallas viejas,
yo contemplo la tarde silenciosa,
a solas con mi sombra y con mi pena.

El río va corriendo,
entre sombrías huertas
y grises olivares,
por los alegres campos de Baeza

(...)

Lejos, los montes duermen
envueltos en la niebla,
niebla de otoño, maternal; descansan
las rudas moles de su ser de piedra
en esta tibia tarde de noviembre,
tarde piadosa, cárdena y violeta.

(...)

Los caminitos blancos
se cruzan y se alejan,
buscando los dispersos caseríos
del valle y de la sierra.
Caminos de los campos...
¡Ay, ya, no puedo caminar con ella!

4 comentarios:

  1. "...enorme el sol que salía por un lado, con retazos de neblina por los olivos"
    "...y el sol que se iba poniendo y dejaba como unos tules rosados"
    Eres un Presidente de lujo para la AAAO, con todos los merecimientos.

    Gracias por traernos estos versos tan vivos desde Baeza.
    No sé si es por habernos llevado al mirador frente a la sierra en la cárdena tarde de noviembre, pero qué conmovedoras me parecen hoy esas "moles", descansando en el regazo de la niebla de su ser de piedra. Ahora, desde allí, lo leo de otro modo: No como un deseo de la insensibilidad de la piedra, que así lo entendí hasta ahora, sino como algo más triste, más bien como nostalgia de una tibieza en la que descansar del diario ser de piedra.
    Los chicos ruidosos, Baeza pequeña, por allí va el profe, los amargos caminos sin ella: el obligado ser de piedra. Y cuando llega la noche: "El sol murió ¿Qué buscas, poeta, en el ocaso?"
    A veces es cierto que puede dar envidia una mole dormida.

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  2. Qué resonancias tiene para mí el poema de Machado que hoy nos recuerdas. Y eso que yo no he estado nunca en Baeza...

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