Venía hoy aquí a quemarme un poco con la edición de Galaxia de Mitteleuropa, de Vicente Risco, una de las figuras de la literatura en gallego (aunque, compruebo, racista, nacionalista de tejas para abajo y tradicionalista, pero ya hablaremos de eso otro día): quien hiciese la edición -tira la piedra, esconde la mano- va poniendo asteriscos en las palabras que le parecen poco gallegas del libro y al final edita un glosario donde las sustituye por otras políticamente correctas (en 1984): sólo a un filólogo se le puede ocurrir algo así, esa función de policía. Declaro, para que conste:
Iba a quemarme más, pero entré en el Google Reader y leí esto de Laudator temporis acti. Y qué importa que los filólogos nos quememos tanto, cuando hace sol y podemos leer un poema de Machado.
Y da ganas de irse a predicar a los pájaros.
Y en un blog excelente encuentro la traducción del poema de Mallarmé del que sólo conocía la primera línea.
Y en Cuestiones Naturales siguen los hermosos textos y los mejores comentarios de la red.
Y leo un comentario muy bueno sobre Battiato.
Y Enrique defiende a Chesterton (yo había empezado a dudar de él por aquel aforismo, ¡ingrato de mí!).
Y veo aquí el final de esta película de Rossellini y me emociono:
Qué bien estar de buen rollito.
Me declaro partidario de las lenguas impuras, mezcladas, llenas de anglicismos o castellanismos o lo que le pete al hablante: me declaro partidario del castrapo.
Iba a quemarme más, pero entré en el Google Reader y leí esto de Laudator temporis acti. Y qué importa que los filólogos nos quememos tanto, cuando hace sol y podemos leer un poema de Machado.
Y da ganas de irse a predicar a los pájaros.
Y en un blog excelente encuentro la traducción del poema de Mallarmé del que sólo conocía la primera línea.
Y en Cuestiones Naturales siguen los hermosos textos y los mejores comentarios de la red.
Y leo un comentario muy bueno sobre Battiato.
Y Enrique defiende a Chesterton (yo había empezado a dudar de él por aquel aforismo, ¡ingrato de mí!).
Y veo aquí el final de esta película de Rossellini y me emociono:
Qué bien estar de buen rollito.
Maravillosa película, retrato inmisericorde de dos seres humanos. Nunca he sabido si Rossellini quería decir que toda historia amorosa necesita un milagro para no morir, o si el amor consiste precisamente en inventarse un milagro.
ResponderEliminarGracias por esta ventana a otros blogs!
ResponderEliminarCuántos regalos en una tarde.
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