miércoles, 17 de octubre de 2007

Das Natürliche und das Vernünftige

Si escribiera este blog en alemán con títulos como el de hoy, de una obra de Robert Spaemann, qué duda cabe que todo sería más impresionante.
El hecho es que me acordé de ese título, Lo natural y lo racional (no del libro, porque no lo he leído, aunque debe de ser bueno) a propósito de la cuestión de la naturaleza humana, a la que se refiere B16 en un discurso reciente [negritas mías]:
El Catecismo de la Iglesia Católica resume bien el contenido central de la doctrina sobre la ley natural, revelando que indica los preceptos primeros y esenciales que rigen la vida moral. Tiene por raíz la aspiración y la sumisión a Dios, fuente y juez de todo bien, así como el sentido del prójimo en cuanto igual a sí mismo. Está expuesta, en sus principales preceptos, en el Decálogo. Esta ley se llama natural no por referencia a la naturaleza de los seres irracionales, sino porque la razón que la proclama pertenece propiamente a la naturaleza humana (número 1955).

Con esta doctrina se logran dos objetivos esenciales: por una parte, se comprende que el contenido ético de la fe cristiana no constituye una imposición dictada desde el exterior a la conciencia del hombre, sino una norma que tiene su fundamento en la misma naturaleza humana; por otra, partiendo de la ley natural que puede ser comprendida por toda criatura racional se ponen los fundamentos para entablar el diálogo con todos los hombres de buena voluntad y, más en general, con la sociedad civil y secular.

Como lo había visto en Zenit voy para allí para copiar lo que veis arriba y encuentro una muy interesante entrevista con Juan Manuel Burgos sobre el concepto de naturaleza humana. Como véis, se trata -como siempre- de encontrar el justo medio, evitando el extremo de la naturaleza (entendida en sentido sólo biológico, o mejor, biologicista) y el de la cultura (en el peor sentido de la palabra).
Diréis, qué fácil el justo medio. Pero sólo se puede poner el justo medio cuando se sabe dónde están los extremos.
Esto es una entrada in progress. Seguiremos informando a medida que nos vayamos aclarando sobre qué es ley natural y qué es naturaleza humana.

5 comentarios:

  1. Y yo, a pesar de que la palabra me ataca, por esta vez progresaré contigo. El tema me apasiona.

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  2. Tampoco yo me aclaro acerca del concepto de naturaleza, dado que es, en efecto, un vocablo que ha experimentado un desplazamiento semántico evidente, al que alude Burgos en su entrevista, atribuyéndole -eso me ha parecido entender- un cierto inmovilismo, y escasa "cintura" para adaptarse al fluir de los tiempos, aun considerando que es un hallazgo irrenunciable. Su voluntad declarada de intentar una "transición hacia la persona" me parece de lo más valiosa. Aunque claro, los sustancialistas (vgr. los tomistas fundamentalistas, que los hay, doy fe) achacan a los personalistas su tendencia a poner el énfasis en la "relación" (una de las categorías aristotélicas) olvidándose de la "sustancia"; de ahí, que miren con cierto desdén a los representantes de esa corriente filosófica, en la que se inscriben Mounier, Max Scheler, y, desde luego, el Papa Wojtyla.

    En cualquier caso, el personalismo levanta más pasiones, y se entiende mejor hoy, que el tomismo puro y duro, hijo -como todo- de su tiempo, y, aun cuando nunca superado, sí, desde luego, ampliado, enriquecido, matizado... por aportaciones posteriores.

    Quizá en la persona encontremos el punto de partida para ese anhelado diálogo con la cultura contemporánea, en el que tanto han insistido tanto JPII como B16.

    To be continued...

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  3. Impresionante entrada incluso sin títulos en alemán.
    También en relación con lo que dice Spaemann, que está claro que sí que lo has leído, sobre la huella de Dios en el hombre, la que lo hace capaz de verdad y de conocimiento (En la línea de esa cita de Nietzsche de que no podemos acabar con Dios porque que todavía creemos en la gramática), esto otro del discurso de Benedicto16 a las autoridades de tu querida Austria, en su viaje del mes pasado:

    "...forma parte de la herencia europea una tradición de pensamiento que considera esencial una correspondencia sustancial entre fe, verdad y razón. Aquí, en definitiva, se trata de ver si la razón está al principio de todas las cosas y en su fundamento, o si no es así. Se trata de ver si la realidad tiene su origen en la casualidad y la necesidad y, por tanto, si la razón es un producto casual secundario de lo irracional y si, en el océano de la irracionalidad, se convierte, en fin de cuentas, en algo sin sentido; o si es verdad, en cambio, lo que constituye la convicción de fondo de la fe cristiana: "In principio erat Verbum", "En el principio era la Palabra", es decir, en el origen de todas las cosas está la Razón creadora de Dios, que decidió comunicarse a nosotros, los seres humanos."

    Y a continuación pasa a citar a J.Habermas, quien, abundando en el mismo asunto, acaba de declarar en la apertura de un congreso en Roma sobre Religión y política en la sociedad postsecular, que "los derechos fundamentales surgen de una fe que proclama que el hombre está creado a imagen y semejanza de Dios".

    Por poner un pero y dejar el corta-pega, sólo una cosa: Dices que "sólo se puede poner el justo medio cuando se sabe dónde están los extremos"; no sé, me pregunto si no podríamos decir que sólo cuando se conoce el justo medio, se es capaz de identificar que los otros son extremos. Por decir algo.

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  4. Una cosilla, el título es »Das Natürliche und das Vernünftige«. (Sí, es la Umlaut, que en alemán, como bien sabes da otra letra.)

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