Caro Diario

Me estaba acordando estos días de Caro Diario, gran película de Nanni Moretti (análisis semiótico aquí; otro más sencillo aquí; los dos en italiano). Tiene tres partes: dos graciosísimas y una que es de pesadilla, sobre el tortuosos proceso por el que tiene que pasar el protagonista antes de que le diagnostiquen un cáncer. Yo la vi hace ya años en Ciudad Real (¿te acuerdas, Néstor?) y nos reímos muchísimo, entre otras cosas porque sólo vimos las dos primeras partes.
La película tiene un montón de frases geniales, como la del pastelero troskista; la música es muy buena, las imágenes de las casas de Roma vistas desde una Vespa son preciosas, pero yo quería recordar aquí el segundo episodio, cuando el protagonista se va a ver a sus amigos, que se han retirado a las islas del sur de Italia en busca de la utopía.
Un amigo se ha retirado a una isla apartada para dedicarse en exclusiva a estudiar el Ulysses de Joyce. Luego resulta que en realidad está enganchado a una serie de televisión yanqui. Voy a destripar (más) la película, pero en un volcán se encuentran con unos turistas yanquis y el amigo les pregunta cómo acaba la serie, porque en Italia la transmiten con retraso.
Todo esto porque he estado leyendo Harry Potter 7 esta semana y ya lo he acabado. Muy bueno, sobre todo las últimas páginas.