Dentro del Ciclo de Músicas Contemplativas (pdf aquí), había ayer concierto del Cuarteto de la Real Filharmonía de Galicia; estuve dudando si ir: eran Las siete palabras de Cristo en la Cruz de Haydn, en la versión para cuarteto de cuerda, pero yo sé poco de música clásica y nada de esta obra, pero tendría que cenar tarde, pero en fin, pero me acordé de que había oído este verano una Misa de Haydn muy bonita, pero alguien me había puesto un comentario hace poco sobre que esta obra la hizo Haydn para la iglesia de la Santa Cueva de Cádiz, pero me había perdido ya un concierto recomendado (tarde) por Mithrandir en las Pelayas, pero al final fui.
En la tercera fila podía seguirlo todo bien. Recomendaciones al inicio en gallego e inglés (detrás de mí, dos que hablaban en inglés). Salió el cuarteto, formado por músicos de la Real Filharmonía. Aquí sus nombres: James Dahlgren, Grigori Nedobora, Tilmann Kircher y Plamen Velev. Lo pongo para que se vea que Santiago de Compostela no es tan pueblerino como nos parece a los que hemos pasado otro invierno aquí.
No puedo decir si tocaron bien o mal, aunque a mí me pareció que pasmosamente bien: preparado lo tenían al detalle, la conjunción entre los cuatro eran tremenda, se veía que estaban poniendo toda el alma en ello.
La obra, bien, pero no me conmovió. No acabé de ver que esa música tuviera que ver con las siete palabras de Cristo en la Cruz, o quizá yo me deje llevar del romanticismo en el que hemos caído todos desde el XIX. De todos modos, me fue gustando más a medida que avanzaba la obra. El final es tremendo, se trata de remedar un terremoto formado por el ruido agitado de los cuatro instrumentos de cuerda.
Recuerdo al fiel público lector que no sé nada de música clásica, así que voy a tirarme de la moto y voy a daros un motivo para que me fustiguéis: ese terremoto final me pareció como una pieza de rusos como Mussorsky o Rimski-Korsakov, quiero decir, como romántica, algo muy raro después de toda una serie de composiciones típicas de lo que uno se imagina de Haydn o Mozart. Vamos, que aquí Haydn (en mi humilde opinión) sería como un precursor de eso, o quizá es que lo que los clásicos veían como desordenado resultó luego lo canónico.
Cada composición en el original funcionaba como música de fondo, mientras el obispo estaba postrado después de haberse leído una de las siete palabras últimas de Cristo en la Cruz: ¡estos barrocos, cómo eran, qué sentido del espectáculo!. En lo de ayer, uno leía al principio textos (muy bien) pero que no me convencieron: menos mal que empezó y acabó con el relato del evangelio, pero entre medias tuvimos que soportar cosas bien flojas (de Bousoño o León Felipe); un poema de los más conocidos de Blas de Otero sí que quedó mejor, quiero decir para lo que se pretendía: un concierto de música clásica con algo que ver con la Semana Santa, pero tampoco confesional.
Aquí podéis oír la versión primera, para orquesta, de Haydn: por ejemplo aquí el terremoto (es un mp3), aunque no me parece tan tremendamente fuerte como lo que oí ayer.
¡Hola! Ayer descubrí tu blog buscando información sobre Flannery O'Connor después de una tarde devorando sus cuentos... y me gustó, tu blog, digo. Como lo seguiré a partir de ahora, me presento y así soy menos espía:
ResponderEliminarMe llamo Teresa, soy traductora de formación y amante de todas las cosas por vocación. Gallega, para más señas.
Y ahora sigamos con cuartetos y otros cuentos.
Yo creo, Arp, que no saber nada de música (como me pasa también a mí) tiene sus ventajas. A veces, cuando voy a conciertos y hablo con entendidos que salen lamentando algún fallo pienso que yo he disfrutado más, o al menos de otra forma. Es una pugna entre técnica y sensibilidad.
ResponderEliminarAviso esta vez con tiempo, de que los días 4, 5 y 6 de Mayo va a haber una serie de conciertos en La Coruña, Ferrol y Pontevedra, respectivamente, en los que se cantarán entre otras cosas, las Vísperas de COnfesores de José de Nebra, y algunas cosillas muy bonitas de Victoria, Palestrina, Cabezón, y cosas así, que a mi gusto me parecen interesantes (y no lo digo movido por el chauvinismo provocado por el hecho de que yo sea uno de los que va a cantar, eh? Es que ese repertorio me puede. Y si no escuchad O magnum Mysterium de Tomás Luis de Victoria, y veréis qué cosa más bonita). Cuando sepa las iglesias donde se van a hacer los conciertos ya os avisaré, a ver si tenemos éxito y os gusta.
ResponderEliminarSaludos!