¡Maldito el que no haya mendigado!
No hay nada más grande que mendigar.
Dios mendiga, Los Ángeles mendigan. Los Reyes, los Profetas y los Santos mendigan.
Los Muertos mendigan.
Todo el que está en la Gloria y en la Luz mendiga.
¿Por qué querrían que yo no me gloriase de haber sido un mendigo, y, sobre todo, un "mendigo ingrato"?...
Vale, muy de acuerdo en el elogio de la mendicidad, pero ¿por qué la ingratitud?
ResponderEliminarSi vale yo n osoy tan ingrato... un abrazo
ResponderEliminarEl amigo Juan Ignacio me dio el dato de tu escrito