lunes, 27 de noviembre de 2006

Sobre el mal

Acabo de leer el último libro de Scott Hahn, Señor ten piedad. La fuerza sanante de la confesión, Rialp, Madrid, 2006 [original: Lord, Have Mercy. The Healing Power of Confession, Doubleday, 2002]. Como todos sus demás libros (el último todavía sólo en inglés, sobre el Opus Dei) es muy, muy recomendable: claridad, base en la Escritura, teología de la buena y buen humor. Y un buen resumen de por qué es tan importante la Confesión.
Me ha llamado la atención lo que explica sobre el pecado:
Generalmente, Dios no castiga a los pecadores enviando un rayo desde un cielo soleado. El peor castigo que podemos recibir es la atracción que el pecado ejerce sobre nosotros. (...)
Lo repito: el placer de pecar es el primer castigo por el pecado. Esto resulta ser una sorpresa para la mayoría de la gente. Pensamos en el castigo divino como una vendetta con la que Dios ajusta cuentas al pecador. Sin embargo, el peor castigo temporal que Dios puede imponer es el apego a los pecados elegidos libremente. (...)
Cuando se produce el desastre [se refiere a desgracias como muertes o enfermedades], el pecador suele pensar que Dios se ha dado cuenta y empieza a castigarle. Pero no se trata de la ira divina, se trata de la misericordia divina, que salva al pecador de un destino peor y definitivo. (p. 97-87).
Otra reflexión muy interesante sobre la atracción por el mal, en Esperando nacer.

2 comentarios:

  1. Habrá que leerlo cuanto antes, todo lo de Hahn vale la pena.

    Respecto al mal, hay un libro excelente de Charles Journet (teólogo, amigo de Maritain, ordenado cardenal por Pablo VI), que se llama precisamente así, El mal. Es difícil de encontrar, pero no tiene desperdicio. Trata el tema con la claridad y sistemática de los (buenos) tratados franceses.

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  2. Estoy de acuerdo con Dal: Scott (y Kimberley) son fantásticos... Leeremos el libro, por supuesto.
    Al respecto, hay otro librito interesante (si se quiere, "menor") sobre la confesión, de un sacerdote llamado José Pedro Manglano. Aunque está escrito más bien para adolescentes, contiene reflexiones muy jugosas -teológicas, antropológicas y filosóficas- acerca de la realidad del mal, del pecado, de la necesidad del perdón... que nos las podemos aplicar todos (más, los que tenemos hijos pequeños para cuando llegue el momento).
    Hay también un libro, el relato autobiográfico de Alessandra Borghese titulado "Con ojos nuevos" (Rìalp), en que se hace (de una forma muy femenina) una aproximación vital y apasionada al Sacramento de la Confesión. La alegría que experimenta ella al confesarse por primera vez, después de haber estado durante años alejada de la Iglesia, vale más que muchos gruesos tomos de teología...
    Por último, querido Arp, una pregunta: ¿eso que cuenta Scott en el párrafo que has entresacado, no es lo que se conoce como "fomes peccati", o inclinación al pecado? Sería otra manera de explicar por sus efectos el pecado original, uno de los misterios más inextricables de nuestra fe, pero que, sin embargo, da razón de muchas cosas que vemos todos los días.

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