Intento no mirar las noticias sobre Galicia como nazón de Breogán para no ponerme malo. Me salvan párrafos como este sobre Cipriano de la Huerga, un monje del siglo XVI, maestro en la Universidad de Alcalá de fray Luis de León, que publicó comentarios a varios libros bíblicos y es una de las figuras importante de ese siglo XVI español, tan fecundo en la Teología y las letras.
Esto es lo que dice Jesús Paniagua en la Presentación del volumen X de las Obras Completas, para explicar por qué lo incluyeron desde el principio en el proyecto de edición de los Humanistas Españoles, que están realizando en la Universidad de León:
Su importancia radicaba no en que fuera leonés, sino en lo que significó en aquella España de la primera mitad del siglo XVI. Cierto que había nacido en nuestras tierras, pero su categoría le convertía en algo más y le sacaba de la tentación de revitalizar un provincianismo de poca trascendencia. Cipriano es un autor importante por sí mismo, al margen de su lugar de nacimiento, aunque para los leoneses pueda ser también un motivo de orgullo.
Penso que igual que para poder querer aos demais é necesario estimarse a un proprio, para poder abrazar outras culturas e ser verdadermente universal hai que amar a cultura na que un creceu, sen complexos de inferioridade nin aires de grandeza.
ResponderEliminarPor supuesto. Qué ridículo resultaría, por ejemplo, definir a Cervantes como un gran alcalaíno, o a santa Teresa como un orgullo para Ávila.
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