martes, 25 de julio de 2006

Arde la Catedral

Fui a los fuegos por la noche. Nos pudimos apalancar en la cuesta que sube al Rectorado: había una vista más o menos buena, aunque no de la parte de abajo de la fachada, con lo que te perdías muchas de las imágenes que proyectaban, pero fue mejor así: entreví a Escher y Haring, e incluso a Liechtenstein. Tuvieron el mal gusto de poner la paloma de la paz de Picasso (¡puaf!) y debajo, el Guernica (¡puaf!). No sé si es peor que lo de otras veces, ya sabéis, la vieira, peregrinos, gastronomía gallega.
Como siempre, aunque esta vez me extrañó, simularon el incendio de la Catedral por Almanzor, con luces rojas (ocurrió de hecho, ante de que llegara la Alianza de Civilizaciones). Lo mejor, los fuegos mismos, sin músicas new age ni buenismo zapateril: salían de los balcones de la plaza como una batería antiaérea; nos estábamos diviertiendo con una guerra de mentirijillas. Tras una descarga, la fachada del Obradoiro quedaba envuelta en humo, a jirones; era muy bonito, si no te ponías pesimista o lo mirabas en clave profética.
En torno, ambiente de macrobotellón. En la Quintana, concierto de Amparanoia: verbena de pueblo pasada por la postmodernidad. Borrachos por doquier. Músicos excelentes, música algo monótona: ya digo, una verbena, pero sin pasodobles.

1 comentario:

  1. No sabía que Almanzor hubiese incendiado la catedral de Santiago... Lo que se aprende leyendo buenos blogs.
    Espléndida entrada, e inmejorable el título.

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