viernes, 16 de junio de 2006

Lujos de rico

A las ocho menos cuarto de la mañana, de camino a la Catedral: cielo azul, aire fresco que el buen Dios había puesto en su punto para mí.
De camino: la fachada de santa Clara, la de san Martín Pinario, la de Azabachería, la de san Martín Pinario por detrás: para mí solo, en dos minutos.
Tengo tiempo, así que me acerco al pórtico de la Gloria: me vuelve a impresionar el Cristo pantocrátor: majestad y dulzura. Miro en el lateral y veo a personajes en un banquete: se me ocurre relacionarlo con algo que leí en El espíritu de la liturgia de Ratzinger, sobre religiosidad popular y liturgia, inculturación y excesos (p. 225). Cuenta que una vez estuvo en el norte de Chile en un oficio mariano en un pequeño santuario en medio del desierto; luego seguía una danza al aire libre "cuyas máscaras me parecían más bien terribles". Lo que era un ritual precolombino quizá tremendo en origen, era ahora una fiesta posterior a la celebración:
"(...) tras la liturgia, la alegría allí experimentada se conviert[e] en una fiesta 'mundana' que se expresa en la alegría y el baile común, sin por ello perder de vista el motivo de la alegría que, al mismo tiempo, le da su medida y su razón de ser. Esta conexión entre liturgia y serena y alegre mundanidad ("Iglesia y taberna") siempre ha sido considerada como típicamente católica y, de hecho lo es.
Un amigo se acerca y me explica que nada de banquete [yo quería hablar del banquete en el cielo, recordar algo de Chesterton sobre la cerveza, hablar de la alegría de comer y beber], que lo que se representa ahí es el seno de Abraham, con Adán y Eva y los patriarcas sujetos por una especie de vara -la ley antigua-, justo cuando llega Cristo a liberarles. Riesgos de la interpretación.
Misa en la capilla de la comunión. A mi lado una guiri ¿francesa/belga/alemana? reconocible por sus sandalias con calcetines. Al otro lado otra peregrina que casi no puede andar. Un matrimonio de japoneses católicos, y lo que podríamos llamar 'la plantilla fija'.
Lectura de Elías del 'non in commotione Dominus'. La brisa que nota Elías y a continuación se cubre la cara para no ver a Dios. En cambio, el salmo responsorial: quiero ver tu rostro.
Al salir, señalo a un amigo la imagen de Santiago Matamoros: han puesto un enorme centro de flores que tapa a los moros a los que está matando Santiago. ¿Y qué diría de esto Léon Bloy, al que estoy releyendo?
De vuelta, entramos a curiosear en un bar que acaban de abrir en un antiguo convento. En la entrada: "Alabemos al Santísimo Sacramento" y entras en el bar: triste. Al fondo, uno de esos horti conclusi de Santiago: precioso, con un camelio enorme, denso, precioso. Una capillita de Lourdes al lado, conservada quizá por razones kitsch.

2 comentarios:

  1. ¡Qué triste lo del bar en el convento! ¿Todo lo que es religioso lo coservan en tono de burla o kitsch?

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  2. Me parece muy hermosa tu entrada, me ha sobrecogido a las ...¿siete de la mañana? En fin, mucho mérito...
    LLir.

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