martes, 20 de junio de 2006

Dónde estaba yo

El día que mataron a Miguel Ángel Blanco yo estaba cerca de Sevilla, asándome de calor, lo lógico en julio y en Sevilla. España estaba de vacaciones, yo también.
Todos nos pegamos al televisor aquellas 24 horas, muchos se manifestaron por las calles (yo no): parecía imposible que a ese chaval que tenían secuestrado lo pudieran matar. Y su agonía de 24 horas y su agonía final, porque lo dejaron medio muerto, sin rematarlo.
Ahora, nueve años después, en El mundo tienen el acierto de que esa sea la noticia de portada, con el partido de fútbol en segundo plano (aunque fue un partido de campeonato). Pero lo primero tiene que seguir siendo lo primero.
Dónde estaba su madre:


"Todo eran preguntas y nadie me decía nada de dónde estaba, hasta el final de la tarde, cuando me dijeron que estaba secuestrado", precisó. Tras explicar que su hijo no había sido objeto de amenazas, reconoció que ella y su marido están recibiendo asistencia psicológica y que su hija la va a recibir en breve.
Nueve años después, siguen así, aquellos emigrantes gallegos que no disuadieron a su hijo de ser concejal del PP en el País Vasco.
Mientras, Zapatero va a iniciar el 'diálogo' con la banda terrorista ETA, quizá incluso estos días, durante el juicio por el asesinato de Miguel Ángel Blanco.
Los etarras en el juicio se niegan a declarar. La semana pasada se reían en otro juicio por otro asesinato: ahora no. El País pastelea con eso, para intentar justificar que 'dialoguemos' con esas hienas que no tienen el más mínimo arrepentimiento [Actualización: veo que Arcadi Espada piensa lo mismo, aunque lo dice mejor].


Y yo digo: primero que se arrepientan. Luego, ya veremos.

3 comentarios:

  1. El gesto desafiante del asesino Txapote es elocuente. Representa que en ETA no hay arrepentimiento y sin arrepentimiento no puede haber paz. Ahora el brazo político de ETA es el PSOE. Cuánto daño nos hicieron los terroristas islamistas aquel 11-m, segando vidas, causando heridos y desestabilizando el Gobierno de la nación poniendo el poder en bandeja al pérfido ZP.

    ResponderEliminar
  2. La mirada de un asesino que nos remató a casi todos en un día de verano, hace ya nueve años. El asco en sus pupilas. No puedo contemplar a la madre de Miguel Ángel sin emocionarme. Su hijo encarnaba todo lo mejor de la juventud española. Descanse en paz. Cuando veo la grosera desfachatez de sus asesinos me sale todo lo peor que hay en mí. Ojalá mueran solos y enfermos en la cárcel.

    ResponderEliminar
  3. LLoré entoncs y sigo llorando ahora. Gracias por escribir sobre esto.

    ResponderEliminar