lunes, 8 de mayo de 2006

Relatos ejemplares redondos

En Retorno a Brideshead, Lord Marchmain se convierte al borde de la muerte, con la ayuda de un cura un poco ridículo que se parece al padre Brown (Chesterton es mencionado antes, cuando la madre lee esa frase fundamental: "le cogí (al ladrón) con un anzuelo y una caña invisibles, lo bastante largos como para dejarle caminar hasta el fin del mundo y hacerle regresar con un tirón del hilo"). Comentarios de Ens sobre el pasaje y una derivación en Marechal aquí.
Siempre me han producido cierta desazón las historias morales del que se convierte justo antes de morir porque hizo una cosa determinada: rezar a la Virgen cada día o similar. Me parecían algo fabricadas o algo maquilladas, pero el hecho es que ocurren:
Hace dos días un amigo me contó que su abuelo, que nunca había tenido ni interés ni relación con la religión, poco momentos antes de morir se confesó y recibió la Unción de Enfermos. Su hija había estado a su lado toda la noche, rezando por él.
Dos modos de entender la literatura: las obras en que es posible el milagro y las que no. Una obra literaria no deja de ser realista por una conversión en el último momento. Una obra no es realista porque sea imposible el milagro. Simplemente, la primera es realista con todas las letras y la segunda realista de tejas para abajo.

3 comentarios:

  1. Peregrinar a "Compostela" y retornar a Brideshead son dos de mis hábitos de sedentario. Así que no me puedo resistir a comentar esta entrada.

    Estoy completamente de acuerdo con la idea de que el realismo y los milagros no se excluyen en literatura. Es más, en última instancia, la realidad es un milagro.

    La conversión de Lord Marchmain. Esa conversión, a la vez que por los pelos, nos parece el final lógico. Por esto es fundamental, como sabe Arp, la frase de Father Brown, que lo explica todo. Por otro lado, es una reconversión: él ya se había convertido otra vez, cuando se enamoró. Lord Marchmain sólo se convierte, como casi todos nosotros, cuando entra en contacto con el amor o con la muerte y, por eso, el muy frívolo se pasa la vida huyendo de ellas, aunque con el anzuelo mordido.

    [Esto le gustará a Juan Ignacio, que justamente tiene en su blog el símbolo del pez que ya mordió el anzuelo.]

    ResponderEliminar
  2. Sin duda que esto me gustó mucho por haber estado ayer nomás con otro fragmento de cañas y anzuelos invisibles.

    Ni las conversiones a último momento ni los milagros son imposibles. Y aunque a veces las conversiones y milagros son relatos de ficción, también lo son los "cuentos de hadas" y no por eso pierden su valor.

    Es "real" lo que sucede pero tambien son "reales" nuestras aspiraciones (finales felices, conversiones, etc.) Es por eso que una novela que habla de conversiones a último momento y milagros es una novela "realista".

    (Ah, y eso de que la realidad es un milagro es muy bueno y también muy chestertoniano, Enrique, si no me equivoco).

    ResponderEliminar
  3. Exacto, Juan Ignacio, que la realidad es un milagro es puro Chesterton; y pura realidad.

    ResponderEliminar