domingo, 19 de marzo de 2006

En busca de la ataraxia

El ideal de muchos sabios después de Sócrates era llegar a la ataraxia, la ausencia de perturbación.
Cada vez me parecen más insuficientes los ideales éticos griegos, aunque me atraigan mucho (me temo que por egoísmo); la cuestión es que si eras griego, varón, ciudadano y con dinero, te podías plantear que tu ideal de vida era la ausencia de perturbación, dedicado a la contemplación de la verdad, en suave coloquio y en compañía de sabios amantes del saber. Ese ideal está bien, qué duda cabe, pero se queda un poco corto.
Quizá sea mejor enfadarse o exaltarse, aunque por buenas causas, claro.
Y vete tú a hablarle de imperturbabilidad a tantas personas que se dejan la vida por los demás: mujeres que se matan trabajando por sus hijos, los que trabajan en hospitales, los que van de un lado para otro cuidando gente.
Lo tengo dicho: el problema de la ética griega es su desprecio a la mujer. Sólo es posible la ataraxia cuando todas las preocupaciones vitales cargan sobre otros y los problemas de los demás le resbalan a uno.

1 comentario:

  1. Hay que reconocer que MMP fue algo parcial en sus obras (por ejemplo, en su interpretación del reinado de Carlos III, los ilustrados y la Ilustración), pero, quién no lo era entonces y quién no lo es hoy.
    El tema de la Biblioteca Nacional, a mí también me sulfura: se han gastado millones y millones en obras de acondicionamiento desde finales de los setenta; sin embargo, todavía no tiene la BNM un catálogo moderno de todas las obras que contiene. ¿Es esto mucho pedir a una Biblioteca Nacional?
    Por otro lado, siempre que voy siento el rechazo que produce en mí entrar en un edificio con tantos controles como Barajas o Fort Knox. ¿Por qué controlan tanto a los usuarios, cuando la experiencia dice que la mayoría de los robos -de libros, de estampas- los suelen llevar a cabo los propios trabajadores de estas bibliotecas?
    ¿Cuáles son los méritos de Rosa Regás para ser directora? ¿Su relación con Benet? Como editora fue acumulando fracaso tras fracaso, por muy estéticos y bellos que fueran (Giralt Miracle). Los experimentos, con el dinero de todos, por favor, ¡con gaseosa!

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