domingo, 26 de marzo de 2006

Album fotográfico de la boda

No era una boda de las hechas para después: había dos fotógrafos, pero no eran los reyes de la ceremonia; un amigo grabó algún momento en vídeo y ya está; lo importante no era contarlo después, sino estar en lo que ocurría allí.
La liturgia fue cuidada, la música (dos músicos y la cantante) estaba para rezar (muy bonita la Cantata de Bach Jesus bleibet meine Freude y la Salve latina al final).
Flores: rosas blancas pero de tonos verdes.
El día fue de esos de Santiago en que llueve sin dejarlo y con viento; la iglesia de san Martín Pinario, aunque la más bonita de la ciudad (en el interior), es también fría y húmeda. A pesar de todo, se estaba bien allí.
No había muchos invitados: habían prescindido de los de ‘de compromiso’, así que los que estábamos allí íbamos a celebrar, en el día de la Encarnación, que al darse el uno al otro estaban celebrando ese misterio (Efesios 5.33: ‘y misterio grande, lo digo en Cristo y la Iglesia’) de que por esa vía se acercan más a Dios, siguiendo un camino en común.
Sí, estaba muy bien elegido el día. Y dio igual el clima.
Y sí, les regalé el libro de poemas.

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