Después de esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente:
-¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!
-¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!
Agnus Dei, de Francisco de Zurbarán
Y uno de los ancianos me dijo:
-Ésos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?
Yo le respondí:
-Señor mío, tú lo sabrás.
Él me respondió.
-Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero.
Apocalipsis capítulo 7
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