Fui al MACBA (Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona) y la colección era pura filfa: habían elegido sólo lo más abstruso. Me sonaba Lucio Fontana (el que rasgaba los cuadros), Tàpies y alguno más, pero ninguno de mi devoción.
Justo después del Macba había estado en el Centro de Arte de Santa Mónica (al lado de la estatua de Colón, al principio de las Ramblas): ponían un vídeo de Carles Congost, Memorias de Arkaran, una especie de parodia de La guerra de las galaxias / El Señor de los Anillos (la película), todo muy grandilocuente -con ironía- sobre dos reinos rivales. En uno de ellos el heredero va a otro planeta, el de los artistas, donde ha hecho estragos el expresionismo abstracto. Todo era un poco confuso y le faltaba humor, pero no estaba mal del todo.
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