jueves, 28 de julio de 2005

Dinosaurios

Antón, que tiene un ojo clínico para lo kitsch-religioso, hizo esta foto en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid (era una exposición temporal). Parece ser que hay una tradición en Portugal de que las huellas de dinosaurios encontradas en un lugar (Nossa Senhora da Mua, -Nuestra Señora de la Mula-, Cabo Espichel, Sesimbra) en realidad eran huellas del paso por allí de la Sagrada Familia con una mula. Lo kitsch hay que atribuírselo al que hizo la maqueta, poniendo a la Virgen y al Niño sobre un dinosaurio:

Supongo que la tradición iría más bien por la línea de otras que ven en huellas de fósiles o similares los restos de figuras religiosas del mito y de la tradición cristiana; hay varios ejemplos en la Grecia antigua, como la historia que cuenta Heródoto sobre uno que encontró unos huesos gigantescos y pensó que eran los restos de Orestes, el hijo de Agamenón, porque la raza de los héroes se supone que era más alta que la nuestra.
También Cervantes tiene algo sobre esto, como siempre con gran humor (El Quijote II.1):
-¿Que tan grande le parece a vuestra merced, mi señor don Quijote -preguntó el barbero-, debía de ser el gigante Morgante? -En esto de gigantes -respondió don Quijote- hay diferentes opiniones, si los ha habido o no en el mundo; pero la Santa Escritura, que no puede faltar un átomo en la verdad, nos muestra que los hubo, contándonos la historia de aquel filisteazo de Golías, que tenía siete codos y medio de altura, que es una desmesurada grandeza. También en la isla de Sicilia se han hallado canillas y espaldas tan grandes, que su grandeza manifiesta que fueron gigantes sus dueños, y tan grandes como grandes torres; que la geometría saca esta verdad de duda. Pero, con todo esto, no sabré decir con certidumbre qué tamaño tuviese Morgante, aunque imagino que no debió de ser muy alto; y muéveme a ser deste parecer hallar en la historia donde se hace mención particular de sus hazañas que muchas veces dormía debajo de techado; y, pues hallaba casa donde cupiese, claro está que no era desmesurada su grandeza. -Así es -dijo el cura.
Y véase también lo que dice Pedro Mexía (Silva de varia lección, ed. de Antonio Castro, Cátedra, Madrid, 1989 I, 176):
Quánto más larga fue la vida de los hombres en la primera edad y principio del mundo, que ahora es; y qué razones ay, naturales, para que assí fuesse. Y quánto nos excedieron también en la estatura y miembros:
Y hablando sant Augustín en este propósito, en el quinzeno libro de la Ciudad de Dios, dize que no solamente en la vida y salud nos hizieron aquellos hombres la ventaja dicha, pero que en la estatura y miembros eran, en grande manera, los hombres mayores entonces que agora; y que assí se prueva por muchas scripturas y sepulchros y huessos que se han hallado debaxo de grandes montañas, que se cree verdaderamente aver quedado de antes del diluvio. Y él mismo dize que en Áffrica, en la ciudad de Útica, vio los huessos de un cuerpo humano que tenía las muelas y dientes tan grandes, que huviera en una dellas ciento de las que agora tienen los hombres. Sant Augustín es el testigo de vista, el qual cree quedar esto antes del diluvio.
Nunca he entendido esa admiración (incluso adoración) por los dinosaurios. Prefiero las historias 'míticas' sobre héroes gigantes.

1 comentario:

  1. Muy interesante.

    Al margen, ¿cómo se entiende eso de: "...debía de ser el gigante..." si lo quiero congeniar con mis lecciones escolares de evitar el "deísmo"?

    Más fácil, ¿hoy día es correcto en nuestro castellano decir: "debía de ser"?

    Saludos.

    ResponderEliminar