miércoles, 1 de junio de 2005

Paseo sentimental por Valladolid I

De los Filipinos a san Benito
En la Iglesia de los agustinos filipinos hay un museo oriental que paga a pena. Están al fondo del Campo Grande, jardín romántico (grutas, cascadas) con pavos reales (para Flannery símbolo de la resurrección) y patos y un paseo central por el que pasarían los carruajes a finales del XIX y principios del XX (cf. Galdós; pasearse en el coche de caballos y saludar a las amistades era la diversión de la burguesía).
En un lado está la Acera de Recoletos (calle burguesa donde vivieron los Aznar) y en otra la Academia de Caballería (merece la pena una escultura de Benlliure en la puerta). La unión de ambas es la plaza Zorrilla. Esto es el Valladolid del XIX, con sus poetas laureados que casi nadie recuerda (Ferrari, Núñez de Arce, Zorrilla) y con razón.
La calle Santiago lleva a la plaza Mayor. Dos paradas: el antiguo convento de las francesas (observar el claustro, muy hermoso, ahora patio de vecinos bien, con dibujos en el suelo hechos con huesos) y la iglesia de Santiago (un horror, salvo esa capilla lateral de atrás, con un retablito maravilloso de Juan de Juni).
Plaza Mayor: mirarla con ojos del XVI e imaginarse cómo habría sido un gran auto de fe como los que hubo allí. Valladolid fue un foco de herejía importante, con Sevilla. Aquí estuvo encarcelado fray Luis. Todavía hay una (fea) plaza de la Cruz Verde (de la Inquisición), que no merece la pena visitar.
De ahí una escapada a la Plaza del Ochavo (la cita Cervantes), para ver la perspectiva con la iglesia de la Vera Cruz al fondo. Parece ser que fue la calle más chic de Europa en el XVII, cuando el sol no se ponía en nuestros dominios. Se ha conservado bastante bien y es un ejemplo muy antiguo de organización urbana moderna.
De ahí a la Iglesia de san Benito. En un lateral hay una sala donde hacen excelentes exposiciones de fotografía. Es una iglesia más imponente que bonita, pero por dentro está bien (ver a ser posible a primera o a última hora, en semipenumbra). Rodeando la Iglesia se llega al Patio Herreriano (que no conozco, ahora Museo de Arte Contemporáneo). Por la calle de san Miguel hay varias casas con hermosos patios renancentistas, la Iglesia de San Miguel, el Palacio de Fabio Nelli y el Antiguo Coso, plaza de toros octogonal recuperada y sitio muy agradable para tomarse algo (ATENCIÓN: Valladolid tiene fama de agarrada; no ponen tapas en los bares).

2 comentarios:

  1. En al iglesia de Santiago merece también la pena un Calvario de Gregorio Fernández, especialmente el Mal Ladrón, Gestas, con cara de enorme cabreo.

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  2. Un apunte: la plaza de la Cruz Verde recibe ese nombre por estar ligados los vecinos del barrio de San Andrés a la Cofradía de la Vera-Cruz (cuyo emblema es la Cruz Verde y ligada a la orden franciscana).

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