miércoles, 8 de junio de 2005

Más 18J

La manifestación -y aún quedan diez días- está siendo ya contraprogramada por El País, señal de que puede ser histórica y que al gobierno no le gusta nada.
Un buen artículo de Emilio Sanz aquí.
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Si al menos sirviera para que nos replanteáramos más a fondo qué es la familia y su sentido antropológico, ya habría merecido la pena. Mar adentro (siempre al quite) recoge un texto de Benedicto XVI sobre el fundamento antropológico de la familia. Citas que entresaco:
Matrimonio y familia no son una construcción sociológica casual, fruto de situaciones particulares históricas y económicas (...).
El hombre es creado a imagen de Dios, y Dios mismo es amor. Por este motivo, la vocación al amor es lo que hace del hombre auténtica imagen de Dios: se hace semejante a Dios en la medida en que se convierte en alguien que ama (...).
De este lazo fundamental entre Dios y el hombre se deriva otro: el lazo indisoluble entre espíritu y cuerpo: el hombre es, de hecho, alma que se expresa en el cuerpo y cuerpo que es vivificado por un espíritu inmortal. También el cuerpo del hombre y de la mujer tiene, por tanto, por así decir, un carácter teológico, no es simplemente cuerpo, y lo que es biológico en el hombre no es sólo biológico, sino expresión y cumplimiento de nuestra humanidad. Del mismo modo, la sexualidad humana no está al lado de nuestro ser persona, sino que le pertenece. Sólo cuando la sexualidad se integra en la persona logra darse un sentido a sí misma.
De este modo, de los dos lazos, el del hombre con Dios y --en el hombre-- el del cuerpo con el espíritu, surge un tercer lazo: el que se da entre persona e institución. La totalidad del hombre incluye la dimensión del tiempo, y el «sí» del hombre es un ir más allá del momento presente: en su totalidad, el «sí» significa «siempre», constituye el espacio de la fidelidad. Sólo en su interior puede crecer esa fe que da un futuro y permite que los hijos, fruto del amor, crean en el hombre y en su futuro en tiempo difíciles. La libertad del «sí» se presenta por tanto como libertad capaz de asumir lo que es definitivo: la expresión más elevada de la libertad no es entonces la búsqueda del placer, sin llegar nunca a una auténtica decisión. Aparentemente esta apertura permanente parece ser la realización de la libertad, pero no es verdad: la verdadera expresión de la libertad es por el contrario la capacidad de decidirse por un don definitivo, en el que la libertad, entregándose, vuelve a encontrarse plenamente a sí misma.
Quería resumirlo pero al final he puesto casi todo: no encuentro atajos, aunque sé que mis lectores prefieren lo profundo a lo fácil.

1 comentario:

  1. Esta cita está muy buena y tiene una vigencia (al menos para mí) absoluta. Muchas gracias por esto,a veces hace falta. Te sigo hace tiempo desde México.
    Un saludo grande.

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