Como estaba cerrada la Facultad por la fiesta de san Isidoro de Sevilla (convenientemente trasladada la fecha al lunes, para hacer un hermoso puente), me fui a la Biblioteca Xeral [General] de la Universidad de Santiago, que está en el Colegio de Fonseca (el de 'triste y sola, sola se queda Fonseca'). En el patio tiene una inscripción que recorre los cuatro lados, de un humanista, Álvaro de Cadaval. Es muy bonita, y empieza así:
Carolo Cae(sare) cum matre Regina... El César Carlos con su madre la Reina. Es una inscripción que recuerda la fundación de la Universidad cuando mandaba Carlos I y todavía se mantenía la ficción de que seguía reinando la pobre Juana la Loca. Bueno, algún día pondré el texto completo. Fonseca es uno de los cuatro lados de la plaza del Obradoiro: web-cam aquí.
A lo que iba allí era a ver las Obras latinas de fray Luis de León, que sólo se publicaron en siete volúmenes entre 1891 y 1895: desde entonces casi nadie les ha prestado atención. Supongo que los hispanistas pensarán que como están en latín, no merecen la pena (con honrosas excepciones como la de Colin Thompson, catedrático de Oxford y que tiene un libro magnífico sobre fray Luis, pero claro, ya se sabe que en Gran Bretaña estudian latín, y eso que no son católicos).
Bien. Allí encontré el siguiente texto:
In figurato et arcano sermone Sacrarum Litterarum, ut docet Euthymius in hoc loco, humeri significant patientiam et tolerantiam et robur ad aliquid vel perficiendum vel perferendum: et sic Deus gestat nos in humeris suis, non solum quia imbecillitatem nostram sustentat, et vires nobis suggerit additque robur ad praeclare operandum; sed etiam qui perfert nostram ingratitudinem et nostra peccata.In Canticum Moysis Expositio, 11, vol. I, p. 29.
En una traducción rápida y cutre que hago:
En el lenguaje figurado y oculto de las Letras Sagradas, como enseña Eutimitio en este lugar, los hombros significan la paciencia, la carga y la resistencia necesarias para realizar o soportar algo: y así Dios carga con nosotros en sus hombros, no sólo porque soporta nuestra debilidad y nos da fuerzas y resistencia para actuar bien, sino también porque soporta nuestra ingratitud y nuestros pecados.
Ahora comparad esto con el primer texto de la homilía de Benedicto XVI que puse el domingo. Estoy contento como un niño con zapatos nuevos por la coincidencia, que no es tal, sino beber de las fuentes en ambos casos. El buen pastor no es una imagen relamida, sino una realidad muy vital, como explican fray Luis y Benedicto XVI.
EL sermón es excelente, sin duda, creo que nos va a costar menos extrañar los documentos de Juan Pablo II.
ResponderEliminarMuy pero muy interesante post...
ResponderEliminar