jueves, 21 de abril de 2005

El Papa y el latín

El aprecio de Benedicto XVI por el latín se suele citar como una de las señales de su supuesto conservadurismo.
Pero el latín sigue siendo la lengua oficial de la Iglesia (¡todavía hay gente que cree que el Vaticano II lo prohibió!).
Hay suficientes problemas como para que esta sea una cuestión central, pero a mí me gustaría que en la Iglesia se recuperase el latín, con sensatez, sin pedanterías, no por tradicionalismo sino por amor a una liturgia muy hermosa y para resaltar la catolicidad.
De hecho es lo que vi que hacían en las Iglesias más céntricas de Munich ya en 1990 (no sé si habría tenido algo que ver en ello el obispo Ratzinger): los domingos era normal que la parte central de la Misa fuera en latín, con mucho incienso y, a veces, música con orquesta sinfónica y coro. Iba uno a la Iglesia de los teatinos y podía asistir a Misa con, por ejemplo, la Misa de la Coronación de Mozart. Todos los presentes conocían el canon en latín (algo normal entre los católicos alemanes): era un prodigio asistir a algo así. Y más doloroso encontrarse a la vuelta con que en España se seguía cantando La barca (el único defecto de Juan Pablo II era que le gustase esa canción -aunque esto sólo sé que lo decían algunos, que le gustaba la canción, porque sospecho que es un bulo).
Yo creo que sería posible tener una Misa en latín en algunos sitios, no para multitudes. Una Misa a la que se fuera a rezar, no a ver un espectáculo arqueológico, con una predicación profunda -no intelectualoide- y sin tópicos, con gregoriano o música religiosa de la buena -estarían prohibidas las guitarras-.
En la Catedral de Santiago yo pude asistir a una Misa en latín con motivo del Congreso Internacional de Latín Medieval, en la que un canónigo además pronunció la homilía en latín, sin papeles. Fue una experiencia hermosa y en concreto para Santiago sería también muy práctica, porque suele haber unos líos tremendos con los peregrinos de varias nacionalidades: si es en español la mayoría ni se entera -no digo ya si es en gallego-, con lo que a veces se ponen a rezar cada cosa en varias lenguas y la Misa se alarga hasta hacer perder la paciencia al más pintado. De hecho, a veces rezan el Padre nuestro en latín, muestra de que la sensatez va entrando, aunque poco a poco.
De la homilía de ayer de Benedicto XVI (parece que es tradicional que la primera homilía sea en latín), el texto que más me ha gustado por su lenguaje (disfrutad los que sepáis latín); se refiere a que siente a Juan Pablo II pendiente de él:
Eius videmur firmam persentire manum, quae Nostram perstringit; subridentes Nobis videmur eius oculos contueri eiusque verba audire, Nobis peculiari hoc momento destinata: "Noli timere!".
Nos parece sentir su mano firme, que aprieta la nuestra; nos parece que sus ojos nos miran sonrientes y que oímos sus palabras, destinadas a nosotros en este momento particular: "No temáis".
Más sobre el latín cristiano, y mucho mejor, en Tradición clásica.

3 comentarios:

  1. Coincido en la belleza del latín de Ratzinger (aunque el mío está un poco oxidado) en la más pura tradición de la perspicuitas ciceroniana. Esperemos que su pontificado sea tan bello como su prosa.
    Pantagruel

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  2. encuentro bueno que se rescate el latin en la iglesia es bonito ojala lo enseñaran en los colegios la liturgia es mas solemne en latin estoy deacuerdo que sea el idioma oficial de la iglesia

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  3. Es de sabio rescatar el latin para la parte de la apertura,la consagracion y la bendicion, ya que el latin es el unica lengua que no entienden las tinieblas y al ser pronunciado abre los canales mas puros y divinos con nuestro Padre Dios.
    He ahi su fuerza y el porque la Iglesia se ha venido desplomando mas aceleradamente.

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