¿Ha sido la naturaleza o es la costumbre quien ha dispuesto que una mitad del cuerpo humano se distinga por su habilidad y la otra mitad por su torpeza? Una de nuestras manos es inepta para la escritura, y en los trabajos mecánicos sólo sirve para ayudar a su experta compañera, la derecha. Esta hace todo lo importante; en el piano ejecuta la melodía, en el violín lleva el arco, que es la expresión, en la esgrima maneja la espada, en la náutica el timón, en la pintura el pincel: es la que abofetea en las disputas; la que hace la señal de la cruz en el rezo y la que castiga el pecho en la penitencia. Iguales disposiciones tiene el pie derecho; si algo eminente y extraordinario ha de hacerse en el baile, es indudable que lo hará el pie derecho; él es también el que salta en la fuga, el que golpea la tierra con ira en la desesperación, el que ahuyenta al perro atrevido, el que aplasta al sucio reptil, el que sirve de ariete para atacar a un despreciable enemigo que no merece ser herido por delante. Esta superioridad mecánica, muscular y nerviosa de las extremidades derechas se extiende a todo el organismo: cuando estamos perplejos sin saber qué dirección tomar, si el cuerpo se abandona a su instinto, se inclinará hacia la derecha, y los ojos buscarán la derecha como un oriente desconocido. Al mismo tiempo en el lado siniestro todo es torpeza, todo subordinación, todo ineptitud: cuanto hace por sí resulta torcido, y su inferioridad es tan notoria, que ni aun en desarrollo puede igualar al otro lado. La mitad de todo hombre es generalmente más pequeña que la otra: para equilibrarlas, sin duda, se dispuso que el corazón ocupara el costado izquierdo.
viernes, 30 de abril de 2004
Zurdos
De El 19 de marzo y el 2 de mayo de Galdós (Episodios Nacionales 3) sobre los que somos zurdos (menos mal que recuerda que tenemos el corazón a la izquierda):
miércoles, 28 de abril de 2004
Arte y educación
No sé por qué me meto con los que se quedan viendo los mimos en el Obradoiro en vez de fijarse en la fachada de detrás: en realidad es siempre mejor fijarse en las personas que en las piedras, por muy renacentistas, barrocas, platerescas o neoclásicas que sean (sofisma). Quizá el recuerdo de mucha gente de Santiago sean los mimos, y así tiene que ser: no todo el mundo tiene por qué valorar el arte.
En realidad, yo estaba cayendo en el mismo error de los que piensan que los problemas de la humanidad se resolverán con más 'educación' en las escuelas, como por ejemplo los que creen que la violencia doméstica se arreglará con una asignatura en la ESO sobre 'la igualdad de hombres y mujeres'. Por cierto que con esa asignatura habrá menos tiempo para estudiar cosas que sí que hay que aprender por medio de la instrucción, por ejemplo lengua, literatura, latín, arte, historia (e incluso física, matemáticas...). Muchos han olvidado que la educación sobre todo se obtiene en la familia y que la función de la escuela ha de ser aportar lo que la familia no puede dar, una instrucción que por supuesto se rija por unos valores, pero que no puede ni debe sustituir a los padres.
domingo, 25 de abril de 2004
Por Fonseca
Ayer fui por el Obradoiro: gente intentando encontrar el cristal que rompió Ronaldinho, otros delante del mimo... y nadie miraba la(s) fachada(s). Me fui a la exposición Galitzia en Galicia: el de seguridad no me dejaba entrar porque decía que había un cupo de gente; le dije que era la primera vez que me pasaba eso en Fonseca, pero él perjuraba que siempre había sido así: hubo que explicarle amablemente ('nuevo talante') que nunca me había pasado eso en los montones de exposiciones que había visto allí.
Al fin entré y vi una exposición normalita, con algunas cosas que estaban bien. Lo mejor, la conversación de tres señoras de El Puerto de Santa María con otro de seguridad: sobre todo les habían gustado las flores del patio y estuvieron intercambiando información sobre los jazmines que plantaban; el de seguridad, no sé cómo, empezó a decir que había dejado la carrera de medicina el último año al ver morir a una señora embarazada; una de las gaditanas explicó que una hija suya había estudiado veterinaria y que había aprobado unas oposiciones de bibliotecas (parece, por lo que dijo, que la chica era muy estudiosa). ¿Será verdad lo del guardia? Como para hacer una novela.
Al fin entré y vi una exposición normalita, con algunas cosas que estaban bien. Lo mejor, la conversación de tres señoras de El Puerto de Santa María con otro de seguridad: sobre todo les habían gustado las flores del patio y estuvieron intercambiando información sobre los jazmines que plantaban; el de seguridad, no sé cómo, empezó a decir que había dejado la carrera de medicina el último año al ver morir a una señora embarazada; una de las gaditanas explicó que una hija suya había estudiado veterinaria y que había aprobado unas oposiciones de bibliotecas (parece, por lo que dijo, que la chica era muy estudiosa). ¿Será verdad lo del guardia? Como para hacer una novela.
domingo, 18 de abril de 2004
Inicio
Comienzo con un blog en el que pretendo exponer mis opiniones, por si a alguien le interesan. Mi idea es comentar cuestiones de actualidad, de literatura, de arte... y ver qué pasa.
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