miércoles, 28 de abril de 2004

Arte y educación

No sé por qué me meto con los que se quedan viendo los mimos en el Obradoiro en vez de fijarse en la fachada de detrás: en realidad es siempre mejor fijarse en las personas que en las piedras, por muy renacentistas, barrocas, platerescas o neoclásicas que sean (sofisma). Quizá el recuerdo de mucha gente de Santiago sean los mimos, y así tiene que ser: no todo el mundo tiene por qué valorar el arte.
En realidad, yo estaba cayendo en el mismo error de los que piensan que los problemas de la humanidad se resolverán con más 'educación' en las escuelas, como por ejemplo los que creen que la violencia doméstica se arreglará con una asignatura en la ESO sobre 'la igualdad de hombres y mujeres'. Por cierto que con esa asignatura habrá menos tiempo para estudiar cosas que sí que hay que aprender por medio de la instrucción, por ejemplo lengua, literatura, latín, arte, historia (e incluso física, matemáticas...). Muchos han olvidado que la educación sobre todo se obtiene en la familia y que la función de la escuela ha de ser aportar lo que la familia no puede dar, una instrucción que por supuesto se rija por unos valores, pero que no puede ni debe sustituir a los padres.