Fiesta de santa Clara: de pequeños íbamos al convento de las monjas y después de la Misa había una celebración en el locutorio; ponían comida en una gran mesa y se dedicaban a ver cómo comía la gente lo que habían preparado. Mis padres nos acercaban a la reja y ellas decían: ¡qué mayores están! y reían con una alegría que me sorprendía, porque se me hacía imposible entender que estuvieran contentas si no salían nunca de los muros del convento. A veces mi madre me llevaba y entrábamos en una sala: una monja de cara muy redonda (la hija del carretero) entraba con una tremenda sonrisa y me tomaba las medidas para hacerme un jersey. Otras veces íbamos a que nos dieran recortes de formas: había que pasar el portón evitando fijarse en el perro que estaba atado al lado, que ladraba como un endemoniado.
miércoles, 11 de agosto de 2004
En Santa Clara
Fiesta de santa Clara: de pequeños íbamos al convento de las monjas y después de la Misa había una celebración en el locutorio; ponían comida en una gran mesa y se dedicaban a ver cómo comía la gente lo que habían preparado. Mis padres nos acercaban a la reja y ellas decían: ¡qué mayores están! y reían con una alegría que me sorprendía, porque se me hacía imposible entender que estuvieran contentas si no salían nunca de los muros del convento. A veces mi madre me llevaba y entrábamos en una sala: una monja de cara muy redonda (la hija del carretero) entraba con una tremenda sonrisa y me tomaba las medidas para hacerme un jersey. Otras veces íbamos a que nos dieran recortes de formas: había que pasar el portón evitando fijarse en el perro que estaba atado al lado, que ladraba como un endemoniado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¡Recortes de formas! Las había olvidado. Monasterios: el de Villanueva de Sigena tiene una arquitectura interior diferente, las monjas tienen algo parecido a apartamentos, que apenas se ven desde fuera.
ResponderEliminarUn abrazo