Fuimos a la Plaza Nueva de Bilbao porque había danzas vascas. Lo que vimos fue a un grupo heterogéneo: había uno con frac acompañado de una con un vestido blanco, varios soldados, una cantinera, uno que parecía hacer de caballero, dos chicas vestidas igual (con faldas) junto a un chico vestido igual que ellas (y con faldas), uno que llevaba una bandera, y fuera de orden unos gamberros que se dedicaban a tirar petardos. Bailaban muy delicadamente al ritmo de un tamboril y una flauta (o similar), con pasos de aurresku. Cada cierto tiempo dos chicos con un sombrero que tenía una ardilla disecada cantaban un texto en vasco. Era bonito aquello, pero yo no acababa de entenderlo y acabé flipando cuando salieron dos (capadores de caballos) que se pusieron a hablar ¡en gallego!
Por interés etnológico-antropológico pregunté a unos de qué iba aquello: era un grupo de Zuberoa (provincia vasco-francesa) que representaba los bailes de carnaval. En principio los capadores eran gascones, pero el grupo lo había adaptado a la realidad hispánica haciéndoles hablar en gallego (prototipo de lengua emigrante).
Por interés etnológico-antropológico pregunté a unos de qué iba aquello: era un grupo de Zuberoa (provincia vasco-francesa) que representaba los bailes de carnaval. En principio los capadores eran gascones, pero el grupo lo había adaptado a la realidad hispánica haciéndoles hablar en gallego (prototipo de lengua emigrante).
Para no caer en pedanterías no lo voy a relacionar con lo que explicó Aristóteles sobre el origen de la tragedia y la comedia a partir de las cuadrillas de juerguistas y las representaciones de animales.
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