Entramos en el hotel que ha decorado Mariscal: curioso. Sólo se salvan el arte y el diseño contemporáneos cuando son divertidos.
Bilbao es una ciudad burguesa (por lo menos donde estoy yo), con hermosos edificios burgueses.
Muchos inmigrantes. Iglesias casi todas neogóticas o neoalgo, feas, mediocres. Sólo en el casco viejo parece que hay alguna que merece la pena.
Librerías: hasta ahora sólo las típicas megatiendas con El CdV por todas partes, en palés, como los tetrabriks de leche. Una chica iba a comprar El club Dante: estuve a punto de decirle que era un bodrio, pero me pudo el galleguismo y me callé. Si me hubieran dado dinero para comprar lo que quisiera habría tenido problemas.
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