Tenía varios pisos; en la entrada había un almacén con grano; subías por una escalera estrecha y ya estabas en la cocina y el cuarto de estar, que tenía en las paredes fotos de bodas de mis padres y mis tíos y las nuestras de la primera comunión.
En el pasillo había una carbonera donde mi abuela metía castigado a mi padre cuando se portaba mal de pequeño. Me acabo de acordar de que él contaba que muchas veces fue porque no quería comer tocino.
Subías luego por otra escalera a las habitaciones y había además otro piso con salida a la calle de detrás en donde estaban las gallinas y los conejos; incluso creo que había un carro. La casa daba a las vías del tren; decía mi abuelo: "Ya pasa el rápido de Miranda".
Al fondo se veían las casas y los montes: a mi padre le mandé un artículo sobre relatos de viajeros que describían Pancorbo; hasta la llegada del Romanticismo el paisaje les parecía grandioso pero terrible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario